El campo fue el motor que impulsó el crecimiento de la inversión

Funcionarios nacionales señalan que la inversión en Argentina es de las más altas de la última década. Mirando los datos, efectivamente es así. La tasa de inversión medida en términos del PBI es la más alta. En el 2021 y el 2022 se ubicó en el orden del 17% del PBI.

Esto contrasta con la tasa de inversión del período 2016-2020, que estuvo más cerca del 14%, y de 2012-2015, en el orden del 16% del PBI.

Parece raro que, atravesando una crisis económica e inflacionaria tan severa, con escasez de divisas en el Banco Central y restricciones cada vez más complejas a las importaciones, la tasa de inversión sea la más alta de la década. La explicación pasa por la otra serie del gráfico: los términos del intercambio internacional.

Los términos del intercambio son la relación entre el precio de las exportaciones argentinas dividido el precio de las importaciones argentinas. Esto muestra, entonces, la evolución del poder adquisitivo del país en términos de que los precios de lo que vende (exportaciones) suben más que los precios de lo que compra (importaciones).

Los términos del intercambio influyen sobre las decisiones de inversión fundamentalmente en los sectores exportadores, que en Argentina están estrechamente ligados al campo. Cuando los precios de venta suben por encima de los precios de compra hay buenas oportunidades para invertir, en el caso de Argentina, en el campo.

Obsérvese que entre 2012-2015 los términos del intercambio caen y la tasa de inversión declina. Entre 2016-2020, los términos del intercambio se mantienen planchados y la tasa de inversión también. Con el aumento de los precios internacionales del 2021 y la posterior guerra de Ucrania en el 2022 que ayuda a sostener los precios altos hacen que los términos del intercambio vuelvan al nivel anterior del desplome, que es el año 2012, último de la gran bonanza internacional por China.

Estando los productores agropecuarios y agroindustriales desinvertidos por las bajas tasas de inversión entre 2012 – 2020, dos años seguidos de términos del intercambio favorables indujo a aumentar la inversión. Esto se vio más concretamente en la sorpresa que se llevaron los bancos y los vendedores de maquinaria en el último Expoagro a principios de marzo del 2023 donde la toma de créditos y ventas fueron de las mejores de los últimos tiempos, a pesar de la crisis económica.

En suma, subió la inversión en Argentina gracias al -siempre tan despreciado y agraviado- campo.

Igual, la Argentina tiene una tasa de inversión muy baja

Tener un 17% de PBI de inversión tampoco es una gran noticia. Se dice que los países de desarrollo medio necesitan tasas de inversión cercanas al 25% del PBI si aspiran a hacer crecer su PBI per cápita de manera sostenida. Estas son los niveles de inversión que tienen, por ejemplo, los países asiáticos que crecen.

Pero volviendo a la región, se podría hacer una comparación entre las tasas de inversión de Chile -un país de la región económicamente ordenado que se destaca por tener tasas de crecimiento del PBI sostenidas- y las de Argentina.Aquí el contraste es muy llamativo.

Chile tuvo tasas de inversión del orden el 25% del PBI a comienzos de la década pasada que ahora bajaron, aunque se ubican por encima del 23% del PBI. Además de ser un nivel cercano al 25%, lo más importante es que son tasas sostenidas. Argentina, en cambio, presenta niveles por debajo del 20% del PBI, inclusive en años “buenos” como 2021 y 2022, pero además con mayor variabilidad. Esto es producto de la inestabilidad y la incertidumbre económica.

Conclusión

Sugerir que la Argentina estaría comenzando a andar mejor porque la inversión está en el nivel más alto de la última década es equivocado o tendencioso queriendo sacar la atención de lo importante que es la severa crisis económica que además se profundiza.

Lo que sí está pasando es que Argentina tuvo suerte que en el 2021 y 2022 los precios internacionales la favorecieron porque los precios de sus exportaciones subieron más que el de sus importaciones y esto hizo que el campo y la agroindustria tengan oportunidades de invertir, a pesar de la crisis económica interna. Esto buenos precios internacionales ayudaron a paliar la fuerte escasez de divisas que está sufriendo el país, no a revertir la crisis.

Aun con años “buenos” de inversión, Argentina invierte muy poco dado su bajo nivel de desarrollo o, en otras palabras, dada su acuciante necesidad y urgencia de entablar un proceso sostenido de crecimiento de su PBI per cápita para salir de la decadencia.

(*) Leonardo Piazza es director de LP Consulting.