El plan santafesino para que las plantas se autoprotejan antes del calor

Federico Ariel es genetista, investigador del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL) y desde Colorado, donde está becado hace un mes, hace un alto para atender a Punto biz. Su estancia en los Estados Unidos coincide con la génesis de su especialización. Se declara experto en ARN (ácido ribonucleico), la llamada “molécula del Siglo XXI” que tomó relevancia con la pandemia a partir de su uso en las vacunas de Pfizer y Moderna para generar los anticuerpos que combaten el covid. El equipo que lidera el especialista recibió un monto millonario para trabajar en aditivos basados en ARN para aplicar en plantas y hacerlas más resistentes al estrés ambiental o para repeler un patógeno.

Aunque está en fase de desarrollo, el plan es ambicioso. “Tenemos un equipo de 35 personas que está integrado por expertos en biología del ARN, bioinformáticos, y referentes en nanotecnología con el objetivo de emplear esta molécula para aplicarla en las plantas de nuestra región y lograr resultados específicos evitando el empleo fitosanitarios de amplio espectro. La idea es desarrollar moléculas orgánicas para el cultivo orgánico de alimentos”, indicó Ariel en torno a las características del producto en el que participa también el capital privado. Una pata del desarrollo corre por cuenta de la firma Nanótica Agro que tiene sede en el partido bonaerense de San Martín.

“Las plantas no generan anticuerpos como ocurre con los animales cuando se los inocula con un ARN extraño. Pero las moléculas de defensa de las plantas son ARNs, además que a través de las hojas las especies absorben ARN. Frente a esto lo que nosotros queremos hacer es intentar reemplazar fungicidas o pesticidas por moléculas de ARN altamente específicas y a la vez super inocuas logrando así eliminar un virus, un hongo o un insecto”, repasó el genetista que es entrerriano de nacimiento, doctorado en Santa Fe, que vivió luego 6 años en Francia donde se especializó y que decidió retornar en 2016 para integrar el plantel de Conicet.

Pero la estrategia va más allá y apunta también a proteger las plantaciones del estrés del ambiente. “Hoy sube la temperatura a 40° y perdés la cosecha de tomate. La idea en este caso es el de poder identificar los ARN que se activan en respuesta al calor y usarlos para aclimatar la planta. De esa forma, atento al pronóstico, una semana antes de la ola de calor se prepara al cultivo”, ejemplificó Ariel.

El equipo de trabajo está dividido en grupos. Por un lado Ariel y el biólogo Pablo Manavella van a desarrollar las moléculas de ARN y la solución para sintetizarlas, los nanotecnólogos serán los responsables de las nanopartículas que van asociadas al ARN en las plantas para que el efecto de la aplicación pueda durar un mes o más sobre la especie beneficiada y por último los bioinformáticos actuarán verificando que el aditivo sea altamente específico.

Los primeros resultados tienen que estar en un año, que es el plazo que fija el Programa Ciencia y Tecnología contra el Hambre que lanzaron en forma conjunta el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, junto con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, que le otorgó al proyecto de Ariel $15.642.000.

“Realmente que haya cerca de u$s200.000 para investigar esta técnica es algo muy positivo sabiendo que hace 5 años ponemos planta de nuestro bolsillo. De hecho ya tenía un pie en el aeropuerto otra vez”, se sinceró Ariel sobre la llegada del fondeo.