Récords de exportación de la mano de la siembra directa

Aunque el principal destino de la maquinaria agrícola es el mercado interno, las exportaciones iniciaron un camino de ascenso de la mano del paquete tecnológico de la siembra directa. Ese crecimiento exportador logró en su momento una diversificación en los cinco continentes.

Según un informe del gobierno de Santa Fe (Cadena de valor de la Maquinaria Agrícola y sus partes, 2008), hacia 2006 los países más demandantes de maquinaria argentina eran: Venezuela (58%), Uruguay (14%), Brasil (4%), Rusia (3%) y Sudáfrica (3%), y el resto -un 18%- englobaba a Bolivia, Italia, Australia, España, Alemania, Chile, Ucrania, Perú y Francia en ese orden. 

En esos años, Rusia y Ucrania se convirtieron en destacados importadores de maquinaria argentina y aparecieron nuevos compradores como Kazajistán y Bielorrusia, países con superficie disponible para la siembra de trigo en una coyuntura de altos precios para las commodities. Sobre todo se destacaron las sembradoras donde, a su vez, es menor el peso de las importaciones. 

Con altos y bajos que tuvieron que ver con alzas de los costos internos, atraso del tipo de cambio y descenso tanto de la competitividad como de la rentabilidad, para 2022 las exportaciones de maquinaria agrícola en valores totalizaron u$s155,7 M, lo que significó un aumento de 13,7% respecto del año previo, tras crecer 50,5% en 2021 y ser las mayores en 8 años. 

Dentro de los destinos de exportación, Brasil está a la cabeza y son habituales las ventas a Paraguay, Bolivia y Uruguay. También se destacan EE.UU., Canadá, Rusia, Ucrania, Sudáfrica, entre muchos otros compradores.

De todas maneras, los datos de equipos vendidos en 2022 se ubican por debajo de los bienios 2006/2007 y 2012/2013, que presentan un récord de exportaciones por las compras de Venezuela. Aunque esos números también hablan de un capítulo oscuro de las exportaciones (ver nota aparte). 

Venezuela: exportaciones que fueron la justicia

Corría 2005 y los medios de comunicación daban cuenta de un acuerdo agrícola firmado en Brasilia por los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela, y Néstor Kirchner, de la Argentina. Venezuela compraría en 2006 nada menos que 1.000 tractores, 500 electrificadores, 400 sembradoras, 320 pulverizadoras, 300 fertilizadoras y otros equipos, entre los que se incluían cabezales, tolvas, rastras, embolsadoras, balanzas, secadoras y molinos.

El gobierno de Santa Fe reconocía que “un fuerte crecimiento de las exportaciones de maquinaria agrícola comenzó en el período 2005/2006, donde tuvieron un brusco aumento equivalente al 81%, que se dio a partir de la firma de un convenio de exportación entre los gobiernos de Venezuela y Argentina por u$s500 a ejecutar en 5 años”. 

Unas 40 empresas de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires, entre las que figuraron Pauny, Vassalli, Apache y Agrometal, entre otras, se anotaron para participar de esas operaciones.

Pero en 2007 comenzaron los problemas con una denuncia anónima de un empresario de Marcos Juárez ante el ex defensor del Pueblo de la Nación, Eduardo Mondino. Así tuvo origen la causa judicial que expuso el mecanismo de las supuestas coimas que tuvieron que pagar los fabricantes de maquinaria agrícola para poder exportar a Venezuela. 

El costo de servicio de un trader normalmente se ubica entre el 2% y 3%, 5% como máximo. En este caso, ascendió al 15% y se pagaba a Palmat International, con sede en Miami. Luego la operatoria se dividió entre un 3% de comisión para Madero Trading -con domicilio en Buenos Aires-, otro 12% restante a Palmat Intertrade, de Marbella. Sin embargo, ningún empresario se quejó por el alto porcentaje de intermediación.

En su momento, el exembajador en Venezuela, Eduardo Sadous, denunció el funcionamiento de una “embajada paralela”, que manejaba negocios y gestiones comerciales con el gobierno de Chávez desde el Ministerio de Planificación, a cargo de Julio de Vido. El diplomático llegó a declarar en la causa tramitada en el juzgado de Ercolini que “los empresarios de maquinaria agrícola se quejaban porque había que pagar comisiones y que éstas estaban dirigidas al Ministerio de Planificación”.