Herederos de firma con historia le pusieron fin a la tradición metalúrgica

En el extremo sur santafesino basta recorrer algunas plantas de silos o poner el ojo en algunos tinglados para verificar que muchas de esas estructuras llevan grabada la marca Bisego. Se trata de una desaparecida metalúrgica formada por tres socios en Rufino -con apellidos Biole, Seguí y González, de ahí la sigla- que supo ser un emblema industrial pyme. Lo cierto es que de aquel impulso inicial y de parte de un grupo de herederos de una de las familias fundadores se creó otra firma que continuó el mismo espíritu. La empresa en cuestión fue Simagro, orientada al mismo rubro y con parte del personal de la compañía original, que se hizo un lugar en el negocio metalúrgico desde 2010 hasta hace 3 meses, fecha en la que sus titulares dijeron “basta”.

El caso de Simagro se configura en uno de los tantos ocasos producto de la conjunción de tres años malos para el campo y las complicaciones para seguir adelante con una macro que perjudica sobre todo a los jugadores más chicos.

“La situación venía complicada. Originalmente tenían 15 empleados, luego se quedaron con una estructura mínima de 8 cuando bajó el flujo de encargues y hace tres meses tomaron la decisión de cerrar”, repasó Diego Olave, secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica filial Venado Tuerto (UOM) con jurisdicción sobre las industrias metalmecánicas de Rufino.  A diferencia de otros procesos de cese operativo, el cierre fue ordenado.

“Pagaron todas las indemnizaciones del personal como se debe, pero no hubo nada que hacer, las cartas estaban echadas. Es muy triste porque Rufino con 20.000 habitantes de a poco se va quedando sin industria”, ahondó el gremialista, en contacto con Punto biz.

Simagro fue fundada en 2010 por Roberto Biole, uno de los iniciadores de la extinta Industrias Metalúrgicas Bisego SRL cuando se desvinculó el trinomio, junto a su hijo Sebastián Biole, quien en el último tiempo era quien estaba a cargo del gerenciamiento diario de la firma. Durante su recorrido en el rubro metalúrgico la compañía retomó las bases que estableció Bisego a partir de montar silos y tinglados, pero también incursionó en la fabricación de implementos de uso rural de mediana escala como carros, tolvas, chimangos y embolsadoras de granos, entre otras herramientas de arrastre. Además en su sede de Presidente Perón al 1700, en el ingreso a Rufino por Ruta 33, daban servicio de corte y plegado de chapas.

De acuerdo a lo que mencionaron los propietarios a los representantes gremiales, el bajo nivel de ventas que se profundizó a partir de las sequía que se experimentó hasta hace un año y medio atrás y que dejó escasos márgenes en tres campañas gruesas para el olvido, sellaron el destino de la sociedad que ahora va camino a la extinción formal.