Grupo empresario cambió de manos y se destapó una crisis que buscan remontar

Dos sociedades que habían crecido fuerte gracias a un modelo de economía circular en el Gran Rosario cambiaron de mandos en los últimos meses y el traspaso desnudó lun complejo desajuste financiero en ambas compañías que los nuevos propietarios dijeron desconocer previo a concretar el negocio.

Con base en la zona de Arroyo Seco y Fighiera, las firmas que tienen nuevos dueños son Worms Argentina SA, dedicada al tratamiento y disposición final de residuos orgánicos y Calzim SA, un criadero de cerdos que llegó a contar con 1.500 madres bajo el sistema de cama profunda que aprovechaba las excreciones para convertirlas en fertilizantes. Ambas sociedades fueron traspasadas del empresario Gustavo Calamari, fundador del holding, al gerenciador porteño Pablo Zimerman, con experiencia en el control de empresas ambientales y que durante años operó comercialmente con Calamari.

Pero al margen del cambio de manos concretado a finales del año pasado en una operación cuyo monto ninguno de los dos protagonistas quiso revelar, las novedades en la administración de los activos trajo aparejado un fuerte sinceramiento de las dificultades financieras que atravesaban ambas compañías.

“Estamos en pleno proceso de saneamiento de las cuentas de la empresa. La idea es reducir el mapa de deudas y en esa línea estamos”, precisó Zimerman, en contacto con Punto biz. El empresario aclaró que “ya se pagó a casi todos los proveedores y lo que resta levantar es el frente financiero”. El ordenamiento, de acuerdo a los nuevos propietarios incluye rever la estructura productiva en su conjunto “para hacer las empresas más sustentables desde el punto de vista económico”.

Si bien Zimerman prefirió no profundizar sobre la anterior administración, aclaró que en la nueva gestión “no hay ningún cheque rebotado que haya sido emitido bajo la nueva conducción de la dos empresas”.

Calamari -el fundador de Worms y Calzim- remarcó, por su parte, ya no formar parte del comité de accionistas y en diálogo con Punto biz también buscó desentenderse de los desequilibrios financieros que a criterio de Zimermann “eran desprolijidades que cuando adquirí la compañía yo desconocía”.

De acuerdo a la Base de Deudores del Banco Central, en el caso de Worms Argentina con planta en Fighiera existe una deuda bancaria de $248,3 M con cheques rechazados por un valor total de $586.538.651,10.

En el caso de Calzim SA el rojo en deuda bancaria es más del doble respecto del de Worms: $631.9 M. En lo concerniente a cheques rechazados sin fondos la deuda equivale a $515.866.982,75.

“Ya levantamos cerca de $900 M y seguiremos haciéndolo para mantener las usinas productivas activas”, aclaró Zimmerman quien además descartó por el momento presentarse en concurso preventivo de acreedores para reperfilar los pasivos y hacer una reducción drástica del personal. “Es una posibilidad que está en constante evaluación pero hasta el momento no ha sido necesario. Tenemos unos 50 empleados entre las dos sociedades y desde que entré apenas despedí a un puñado de colaboradores a partir de dificultades puntuales ligadas al desempeño”, aclaró

Respecto de los activos, además del criadero de cerdos de Calzim y la planta de tratamiento de residuos de Worms, esta última firma anunció en 2019 la la construcción de un complejo para el reciclado de neumáticos a partir de una inversión de u$s6 M en Arroyo Seco, monto que incluyó la compra del lote, el montaje de la nave fabril y la compra de la maquinaria. Dicho establecimiento está a medio terminar y la concreción final del proyecto depende del saneamiento definitivo de las cuentas del holding ahora bajo el nuevo directorio.