De milonguero a zapatero a tan sólo un paso

Motivado por conseguir un zapato de baile que le calce justo a su horma y no le prive de realizar ningún movimiento, el reconocido milonguero rosarino Pablo Taglioli se acercó a la Cámara de Calzado para hacer un curso de producción de zapatos. Ahora, además de bailar tango, tiene en mente un emprendimiento.

Tomó su primera clase de tango hace ya 13 años, y hoy con 51 le sigue costando mucho encontrar un zapato que se adapte a su pie. “Tengo una horma ancha y de gran tamaño, el arco vencido y juanetes por lo que me es tarea difícil comprar algo que me resulte cómodo. Fue por eso que decidí anotarme en esta escuela de la Cámara”, comenzó diciendo a punto biz.

Mientras recibe la formación desde hace dos meses, ya piensa en el diseño, fabricación y por qué no comercialización del calzado. “Será cuestión de prueba y error, en principio quiero poder crear lo que necesito, esta idea se me ocurrió desde el alma, desde la necesidad de poder contar con un producto que me sirva y les sirva a los milongueros que pasan por esta situación”, cuenta entusiasmado.

Sin ánimo de dejar la docencia, tarea que desde hace 8 años desempeña, Pablo se hace el tiempo para soñar hasta dónde le gustaría llegar con este nuevo emprendimiento. “Me encantaría poder tener mi taller en la plata alta de mi casa, recibir a los clientes y conversar acerca de lo que necesitan. Delinear un zapato específico para cada persona, logrando modelos personalizados e irrepetibles”, detalla.

Pero acá no se acaba el horizonte para el profesor quien se encuentra muy contento por el clima y el compañerismo que encontró en el aula de la Cámara. “Son todos tan buenos y solidarios que está latente la idea de poder unirnos y formar alguna sociedad pensando en algo más grande. Hasta me estimuló a hacer próximamente un curso de marroquinería, algo que resultaría complementario ya que sumaría otros tipos de trabajos en cuero”.

Dueño de la pista, cuenta con una compañera milonguera que no lo deja solo en las competencias donde siempre se llevan los primeros puestos. Sin embargo y sin restarle importancia a la dama, los aliados más compinches son sus mocasines de gamuza. “ Un zapatero amigo le cambio la suela original por una de cuero, la mejor solución que encontré hasta ahora. Vamos a ver si los cambio por lo que elabore yo mismo”, cierra Taglioli.