Cómo sigue la batalla por Vicentin, que tiene final incierto

El decreto del presidente Alberto Fernández que dio marcha atrás con el fallido pedido de intervención de la defaulteada Vicentin y que al mismo tiempo dispone iniciar todas las acciones judiciales  para que los organismos estatales (Banco Nación, Afip, Aduana) cobren sus millonarias acreencias significó el fin de un capítulo de la crisis de la empresa y al mismo tiempo abre una nueva etapa cuyas características apenas se van empezando a dibujar.

En principio, desde Vicentin transmitieron un mensaje de satisfacción. “Celebramos que se cierre este capítulo que no iniciamos nosotros, que nunca debería haber comenzado y que sólo trajo incertidumbre y confusión. Queremos encontrar una solución dentro del concurso, como corresponde. Todo lo demás fue innecesario”, fue el mensaje a la prensa. ¿Pero cuán auspicioso para una empresa en su situación es tener a su principal acreedor en la vereda de enfrente?

¿Y cómo puede impactar la nueva postura del Estado en otros acreedores? Por caso, los bancos extranjeros (a los que le deben el 40% de la deuda) ya no querían sentarse a negociar con el directorio (hasta patrocinan investigaciones en su contra en la Justicia de los Estados Unidos) y veían en la participación de todos los actores (incluido el Estado) como única salida a la crisis.  Por el lado de los acreedores comerciales, los que están muy expuestos tienen menos margen para romper lanzas, pero tampoco quieren saber nada más con el directorio.

En definitiva, seguir la vía del concurso lejos está de ser un camino allanado para Vicentin. Más aún cuando el proceso acumula puntos débiles, como la ausencia del último balance, si algún acreedor quiere pedir su nulidad.

Ahora bien, ¿qué quiere la empresa? ¿Apuesta a un concurso de largo tranco que termine licuando sus pasivos para así volver a empezar? ¿Tanto confían en que los acopios le volverán a entregar granos y los bancos capital de trabajo? No en vano hace poco circularon borradores internos sobre una “Vicentin II” más compacta. ¿O la estrategia de resistir la avanzada estatal es para negociar un mejor precio de salida? “No podemos pretender que los accionistas vendan sin llevarse”, dijo uno de sus directivos a los funcionarios provinciales en plena negociación.

Con este nuevo escenario, ¿volverán a la carga los inversores interesados? Esa fue una hipótesis que se activó ayer. Habrá que ver ahora si aquellos que sobrevolaron la empresa deciden desempolvar los proyectos. El tema es que hasta ahora, Vicentin rechazó todas esas avanzadas criticando la baja valuación que hacían de sus activos.

Finalmente, ayer –mientras que desde la Casa Rosada bajaban el mensaje de que se cortó todo gestión y se dejó la empresa librada a su suerte- desde la Casa Gris también estaban los que pensaban que, en realidad, la dura postura del presidente (iniciar acciones judiciales contra la firma y objetar el concurso) era un intento por presionar a Vicentin para que desista de su rechazo a la oferta que le hizo la Provincia (ceder acciones a un fideicomiso y retirar el directorio mientras el gobierno negocia una salida con acreedores e inversores) o para presionar al juez Fabián Lorenzini a que avale la intervención pedida por la Provincia. Por uno u otro lado, según esa lectura, lo que se buscaría es correr al directorio para reactivar el plan de salvataje ideado por Nación y Provincia, cuyos detalles podes leer acá.

En los próximos días el panorama de esta nueva etapa empezará a tomar forma.