¿Nueva época? Pyme familiar se lanza a sustituir importaciones

Ortopedia Fernández es una pyme que desde Venado Tuerto lleva varias décadas a la vanguardia de una industria que si bien dista de ser masiva, podría ser etiquetada como "de nicho". Nacida en 1980, crearon el primer laboratorio de órtesis de la región y en 1997 fueron pioneros en incorporar un centro de control numérico para fabricación de plantillas deportivas. Ahora quieren hacerlo de nuevo, a través de la producción de un tipo de prótesis que hoy sólo se consigue en el mercado externo.

Tras realizar una serie de capacitaciones en Europa, Facundo Fernández regresó convencido que era posible sustituir la importación de pies protésicos de fibra de carbono, un artículo que cotiza en moneda extranjera pero es cada vez más demandado en el país. A diferencia de las prótesis tradicionales, no sólo tiene la capacidad de sustituir la funcionalidad de la extremidad perdida sino que también proporcionan un gran retorno de energía.

"Estos productos se fabrican en Inglaterra, Alemania o Estados Unidos y se traen el país por un precio final que ronda los u$s 3.000. Hemos estudiado mucho el tema y vamos a comenzar a fabricarlos aquí, permitiendo que lleguen al cliente por un costo que seguramente estará un 40% menos de lo que vale hoy", contó en diálogo con Punto biz.

Fernández acaba de ganar un subsidio reintegrable del programa "Venado Emprende - Capital Semilla", que le servirá para comprar algunos insumos y alimentar el capital propio que la empresa pondrá en esta iniciativa. "Al principio iremos ofreciendo el producto a las ortopedias y que ellos nos puedan dar el feedback, para luego llegar a un producto que a mediano plazo será de exportación, sin dudas", afirmó.

Además de Venado Tuerto, la firma posee otros dos locales, uno en el barrio capitalino de Congreso y otro en Resistencia (Chaco). Esos serán los primeros canales de distribución, para luego seguir con el resto de la competencia, a la que llegarán a partir del año próximo. El producto se fabricará en el laboratorio taller que la familia Fernández tiene en el sur santafesino, equipado con tecnología de punta, como plasma para cortar metales, soldadora para trabajos de precisión y horno de termoplástico, entre otros.

"Si bien es un mercado chico, lo cierto es que hay demanda y hoy todo lo que es fibra de carbono se importa. El estudio de estos materiales por ahí lleva mucho tiempo y requiere mucho conocimiento, que por suerte tuve gracias a una serie de capacitaciones que realicé en Alemania e Inglaterra", dijo Fernández, quien no le teme a los saltos en el contexto macroeconómico: "Un salto en el dólar también encarece el producto que hoy se importa, y el nuestro seguirá siendo más barato", aseveró.