Cómo escapar de la decadencia

A finales del siglo 19 la Argentina vivía en ebullición. El país había explotado y se ampliaron sus fronteras económicas con el despliegue de los ferrocarriles, al tiempo que estructuró el comercio el comercio exterior con base en la producción pastoril. Los casi cinco millones de inmigrantes europeos que arribaron para “Hacer la América” son la prueba más irrefutable de ese fenómeno: el país crecía en forma sostenida -a tasas que hoy se dirían chinas- y estaba todo por hacer. Los emprendedores más audaces cosechaban en pocos años grandes fortunas y escaseaba la mano de obra.

Los estudiosos de la época le reservaban al país del cono sur un lugar en el firmamento de las grandes potencias. Por las condiciones territoriales y climáticas hacían un paralelo con Australia, que terminó colándose en el Primer Mundo. Por aquel entonces los argentinos parecían en serio estar “condenados al éxito”, parafraseando una sentencia que suena hipócrita cuando se la escucha en tiempo presente.

La Argentina que supo estar en el top ten de las potencias mundiales a principios del siglo pasado hoy deambula de la mitad de tabla para abajo. ¿Qué pasó? ¿Cuáles fueron las razones de una decadencia que ya se extiende por más de 70 años?

La persistencia de las dicotomías que dividieron aguas a lo largo de la historia dan cuenta de la imposibilidad de que coagule un proyecto común: unitarios v. federales, campo v. industria, oligarquía v. pueblo, civiles v. militares, patria v. imperialismo, liberales v. populistas. Es lógico y natural que en un país existan distintas visiones del mundo -así ocurre en cualquier geografía del planeta- pero resulta dramático que todos los modelos planteados hayan pasado por una etapa de fulgor para luego evidenciar que tenían patas cortas. Así, el país corre de una a otra antinomia y de fracaso en fracaso.

Esta edición 16° Aniversario de Punto biz reflexiona sobre los problemas que dificultan el despegue de la Argentina. Se propone explorar capítulo por capítulo las causas que llevaron al deterioro, evaluar cómo hicieron otros países que encontraron un camino y lo pudieron sostener, y por sobre todo reflexionar en torno a lo que corresponde hacer para tratar de zafar de la decadencia.

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