Son rosarinos y amasaron un negocio de empanadas en Madrid

El 2021 fue para Marcelo Settimo y Ana Antolini un año de despegue, no solo en lo personal sino también en cuanto al negocio. Son rosarinos, siempre estuvieron vinculados a la gastronomía, pero un viaje a España terminó por definir su suerte. Antes de la pandemia proyectaban junto a la hermana de Juan -con un restó en el país ibérico- montar un emprendimiento en familia y en marzo del año pasado finalmente se cristalizó. Puso primera Tita de Buenos Aires, una "empanadería" bien argenta que a poco de caminar ya cuenta con siete sucursales en Madrid -entre propias y franquicias- y ahora van por Málaga. 

En Tita de Buenos Aires la vedette son las empanadas al horno, los sándwiches de miga y los postres en vaso tradicionales como la chocotorta, el lemon pie o el tiramisú. Además, comercializan otros productos muy nuestros como yerba, galletitas, vinos y alfajores. Tenían el know how y la expertise y se lanzaron con todo en un contexto todavía adverso por el Covid y con muchos comercios bajando las persianas en España. Ana cocinaba y Marcelo hacía el delivery. Eran tiempos de aforo reducido y hubo que remarla más de la cuenta. 

Si bien irse a España ya estaba en sus planes -un poco por los avatares de la economía doméstica y otro por los proyectos en valija-, recién pudieron concretar la apertura de Tita en 2021. Viajaron primero en 2019, volvieron a Rosario en marzo de 2020 en el último avión que salió para Argentina antes del cierre de fronteras, y ese tiempo acá les sirvió para pensar qué querían hacer. Para octubre ya estaban otra vez en Europa. “Teníamos un proyecto, queríamos desarrollarlo y hubo que adaptarse a las posibilidades del momento”, confió Marcelo a Punto biz. 

Hoy producen a razón de 30.000 empanadas por mes y hace muy poco cortaron cintas de su nueva planta en Madrid. “Dentro de la tipología del negocio, tenemos locales exclusivos para take away y otros donde se puede consumir, con mesas y sillas”, refirió sobre el modelo que explotan. La gente “sale de tapas” y este manjar viene ganando terreno entre los locales. “Es un boom la empanada, la evolución del fast food”, reconoció Marcelo. ¿Los sabores? Trece diferentes: jamón y queso, queso y cebolla, caprese, carne dulce y salada, y humita, entre los más pedidos. El menú se completa con seis variedades de sándwiches de miga y una selección de diez postres, con la chocotorta con auténtico dulce de leche argentino que es un hit. 

Tita de Buenos Aires toma su nombre de la actriz y cantante argentina Tita Merello y precisamente un fragmento de su canción más icónica -“Se dice de mí”- está pintada en el frente de cada uno de los puntos de venta. “El negocio tiene una impronta argentina ya desde su génesis. Además, Tita en España es un nombre que resulta muy familiar. En cada familia hay una ‘tita’. Nos representa y representa a los españoles”, reconoció el rosarino. 

El proceso desde la primera apertura hasta acá fue demasiado vertiginoso. A los tres meses de haber cortado cintas, ya estaban inaugurando una sucursal. Hoy el conteo suma siete, otra boca por poner primera en Fuengirola (Málaga) y aspiran a expandirse con franquicias por otros países europeos. Muchos argentinos pasan por el local y hasta el propio Marcelo Tinelli se grabó comiendo empanadas en una de las bocas madrileñas. Pero en el camino no todas son altas, las bajas cuentan y sirvieron como experiencia para perfeccionar el emprendimiento. Entre esas “bajas” figura la empanada frita. No funcionó y habían invertido miles de euros en máquinas especiales para cocinarlas. Pensar con lógica argentina no sirvió y hubo que recalcular.