Los consumidores argentinos mastican la crisis: ¿Cómo se las rebuscan?

Los argentinos llegaron al día de las elecciones presidenciales con la lengua afuera. Así lo atestigua una investigación de la consultora Shop App -junto a Ecolatina- luego de entrevistar durante el mes de septiembre a un millar de compatriotas. Las conclusiones del trabajo revelan inéditos niveles de pesimismo sobre la situación presente y de cara al futuro y también cómo los distintos niveles socioeconómicos de la población cedieron en sus aspiraciones de consumo y se endeudaron para capear el temporal. Muy lejos de los ruidos de las campañas electorales que resonaron con toda la furia hasta el viernes, se puede observar cómo los consumidores masticaron en silencio y afrontaron la crisis. 

Prevalecen entre los encuestados las estrategia para acortar los gastos del hogar, con menor stockeo en el almacén familiar, una generalizada adopción de compras en promoción, y el abandono de las primeras marcas.

El financiamiento con tarjetas crece como estrategia, en particular entre los consumidores de mayores ingresos, al tiempo que se multiplica la liquidación de ahorros, particularmente entre  niveles socioeconómicos medios y las personas mayores de 50 años. Los niveles de endeudamiento crecen seis puntos porcentuales respecto del relevamiento en enero de este año, y casi alcanza un crecimiento de 10 puntos en los segmentos de menor poder adquisitivo. 

 Ante la ausencia de créditos hipotecarios y prendarios, las tarjetas de crédito capturan la mayor parte del formato de endeudamiento, seguidas de préstamos de familiares y amigos. Lo que más preocupa es el destino de las deudas: los argentinos se endeudan, en primer lugar, para pagar gastos cotidianos, y en segundo lugar, para pagar otras deudas. En este sentido, el endeudamiento no tiene una perspectiva de largo plazo, sino de pura supervivencia.

Los guarismos desatados de inflación también son una invitación para pagar en cuotas, y de ese modo intentar que los pesos víctimas de la devaluación rindan un poco más. En efecto, el financiamiento con tarjetas crece como estrategia, capturando a 4 de cada 10 consumidores, especialmente mujeres y la población de segmentos bajos, pero no en exclusiva, porque el financiamiento con tarjetas se posiciona en segundo lugar también para segmentos altos. Entre sectores medios y los mayores de 50, aparece como fórmula de financiamiento la liquidación de los ahorros. 

A la hora de ajustar, por dónde atacar

Entre los más jóvenes predominan los recortes en telefonía  celular e internet, que recortaron ocho puntos porcentuales respecto de una investigación realizada a principios de 2023. Por su parte, los niveles socioeconómicos altos reducen gastos de, gimnasio y vestimenta, y también ajustan en el mantenimiento del hogar y otros gastos cotidianos como productos de limpieza y cosmética, telefonía celular, servicio de internet, y también en salud y educación.

Mientras que la población de  niveles medios recortan más en alimentos y bebidas, y en productos de higiene, con un perfil de ahorro que pone más el foco en la canasta del hogar. Y los niveles bajos recortan más en el mantenimiento del hogar y algunos servicios, para evitar más recortes en alimentos.

El recorte en ocio, entretenimiento y en las salidas emergen las principales opciones que se ponen sobre la mesa, pero el fenómeno resulta menos visible entre los segmentos altos, que migran su ahorro a otras categorías.

Entre los más jóvenes (18 a 29 años) prima el crecimiento en el ajuste en telefonía celular y servicio de internet. Ambas categorías crecen 8 puntos respecto de principio de año en este segmento demográfico.

Los consumidores medios medios recortan más en alimentos y bebidas, y en productos de higiene, con un perfil de ahorro que pone más el foco en la canasta. Por su parte, los segmentos bajos recortan más en mantenimiento del hogar y algunos servicios, para evitar más recortes en alimentos.