El plan de Milei para sumar tropa propia en Santa Fe

El Gobierno libertario debió embarcarse en las últimas semanas en fatigosas negociaciones para lograr sostener el veto presidencial contra las leyes de movilidad jubilatoria y de financiamiento universitario.

El esfuerzo fue mayúsculo. Los operadores del oficialismo exprimieron todas las alternativas. Algunas, incluso, ingratas. Por caso, convocar a Mauricio Macri para que logre alinear a la tropa PRO. Fue una acción irremediable e incómoda. El ingeniero le provoca recelo a Javier Milei. Lo considera necesario, aunque a mediano plazo espera fagocitarlo. A él y a buena parte de su espacio.

No fue la única acción con los modos propios de la “casta política” a la que debió recurrir el Ejecutivo para imponerse en Diputados. En el camino se atendieron las demandas de gobernadores peronistas dispuestos al toma y daca, pero también de legisladores radicales que impúdicamente dieron vuelta su propio voto. Todo sea por blindar el venerado proyecto del déficit cero.

Milei podrá decir que se impuso frente a los embates opositores. Cuánto será el costo que deberá pagar por el veto que afecta a dos sectores sensibles –compuesto, en parte, por ancianos y juventudes que lo acompañaron con el voto– es algo que se podrá medir a futuro. Lo cierto es que el Ejecutivo comprendió en esta semana, quizás como nunca antes, que gestionar sin gobernadores propios, con minorías legislativas, es una tarea en extremo compleja. Le resulte agradable o no, es parte del equilibrio que persigue el sistema democrático. Y que obliga, en circunstancias como las que sucedieron, a extremar las negociaciones y el diálogo. 

El presidente lo acepta de mala gana. Por eso, desde hace tiempo reclama a su tropa dotar de robustez política a La Libertad Avanza (LLA), la herramienta partidaria con la que llegó a la cima del poder. Para lograrlo tiene a disposición una elección, la de medio término, en la que se obsesiona con multiplicar el número de legisladores propios. Su hermana Karina, secretaria general de la presidencia, ocupa un rol central en esa estrategia. Persiguiendo ese objetivo visitó Santa Fe en un par de ocasiones en los últimos meses. Por ese mismo motivo, se especula, podría encabezar un acto aquí en las próximas semanas. 

Sello propio, outsiders y el objetivo de polarizar con Unidos 

Karina Milei desembarcó en mayo, en Rosario, para iniciar el camino que permitiera oficializar el sello partidario en Santa Fe. Un mes más tarde se presentó junto a Martín Menem para inscribirlo ante la Justicia. Antes de que finalice junio el Juzgado Federal 1 ya le había otorgado un reconocimiento provisorio. Para completar el trámite debían elegirse autoridades y presentar avales, entre otros requisitos. Fueron 4.025 los que se presentaron. Veinticinco más de los que se le reclamaban. En el camino debieron sortearse algunos obstáculos: afiliados que fueron desechados porque ya tenían ficha en otros partidos y hasta el reclamo de una ciudadana que decía tener registrados nombre y logos identificatorios de La Libertad Avanza. A fines de septiembre el trámite tuvo una resolución formal. Los libertarios quedaron con el número de orden 225 para identificarse en posteriores elecciones, según el dictamen judicial.

Lo que parece un trámite de rigor, formal, permite a Javier, a Karina y a sus referentes locales –con la diputada Romina Diez a la cabeza y Nicolás Mayoraz sumándose desde un rol secundario– jugar electoralmente sin depender ni negociar con otros sellos partidarios. Para competir, LLA debió hacer en el pasado concesiones, por ejemplo, con Unite, el armado que ideó José Bonacci y que desde hace años es auxiliar de distintos proyectos. Los que muchos denominan como meros “sellos de goma” han sido clave para el sostén nacional de Milei.

La situación ha cambiado y los libertarios van marcando, como en el TEG, los distintos puntos del mapa donde oficializaron su sello partidario. La Rioja fue el primero y Santa Fe ya está dentro de los objetivos alcanzados. Con ese paso ya dado, ahora comienza a pensarse en la ingeniería electoral. En 2025 habrá una compulsa nacional y otra provincial. El desafío imperioso es acompañar el pedido de Milei y sumar diputados. El año próximo Santa Fe renovará nueve de sus diecinueve bancas. Apoderarse de parte de ese botín es la idea. Para ello se piensa en candidatos relacionados con la política, pero en especial en outsiders. Foráneos que pueden arrimar grupos económicos, empresarios o entidades de la sociedad civil.

En LLA creen que muchos van a hacer fila para subirse al barco. Lejos de inquietarse por eso, se restriegan las manos: piensan que alentar internas es favorable para sumar votos que en la general no fugarán hacia otras propuestas. Respecto de lo que puedan pescar en el estanque de la política, los libertarios guardan expectativa, por ejemplo, en el salto que puedan dar algunos dirigentes actualmente enrolados en el PRO. Se verá. 

Sus representantes recorren la Provincia para ir armando distintas propuestas. Será en febrero o marzo cuando se empiecen a definir nombres. Además de las bancas en la Cámara baja nacional, hay intendencias, comunas y concejos municipales por renovar. Ahí también quieren meter la cuchara. La proyección es polarizar con Unidos, aunque no está claro cómo competirá esa coalición santafesina a nivel nacional. Nada indica que radicales, socialistas y el PRO jueguen juntos en la pelea por las nueve bancas en Diputados. Todo lo contrario.  

Aunque algunos referentes del oficialismo santafesino –Gisela Scaglia, Felipe Michlig– plantearon hace tiempo la posibilidad de tejer alianza con LLA para sumarla a la coalición, los libertarios no ven ni por asomo que eso sea posible. Quieren competir electoralmente. Empezar a ganar territorio y lugares. 

Hay otra dirigente que pretende empezar a ensanchar la base de apoyo, seguramente pensando en su proyecto personal para 2027: Amalia Granata. La ex conductora y modelo quiere jugar fuerte en la elección de medio término. En especial, en Santa Fe. Se verá si su proyecto, sin base territorial, puede expandirse sólo porque tenga su nombre detrás. O si teje alianzas que la empoderen. Si ella juega fuerte, ¿qué hará una porción del electorado que se mostró afín a las candidaturas de Milei, pero también de la propia Granata y hasta de Maximiliano Pullaro? ¿Quién podrá pescar más en ese estanque compartido? La elección de medio término, con La Libertad Avanza compitiendo ya desde el poder, con sello y estructura propia, permitirá saberlo.