Al cierre de listas, solo quedan dudas con panegírico del PJ 

La política santafesina comienza a dar pasos definitivos para encarar un calendario electoral extenuante e histórico. Intendencias, comunas, concejos municipales, diputaciones, pero especialmente la reforma constitucional, forman parte del menú y se ponen en juego. Mucho por repartir. Mucho por disputar. 

Este fin de semana asoma el primer compromiso formal que deben atravesar los partidos: la presentación de frentes y de alianzas. Se expondrán allí, cuando cierre el plazo en la medianoche del domingo, algunas cuestiones: la consolidación del acuerdo en Unidos, la dispersión del peronismo, la aventura inicial como fuerza y con compañías de La Libertad Avanza y la patriada desprovista de solidez partidaria y extensión territorial de Amalia Granata.

Unidos, con (casi) todos los pies dentro del plato

La coalición oficialista logró sostener su alianza aunque, a poco más de un año de su arrasador triunfo, padecerá fugas individuales. Algunas voces díscolas dentro del PRO –los diputados José Núñez y Gabriel Chumpitaz– zapatean desde hace algún tiempo para que el partido abandone Unidos y se cobije con La Libertad Avanza. 

En la semana hubo una reunión de todas las fuerzas que componen la coalición y el grueso de los amarillos mostró su voluntad de sostener el acuerdo. Hubo, sin embargo, un planteo que mostró el momento de tensión que vive la fuerza que a nivel nacional comanda Mauricio Macri y en la provincia lidera la vicegobernadora Gisela Scaglia. 

Al evaluar la estrategia electoral, algunos dirigentes de localidades pequeñas pidieron autorización para jugar con un sello distrital, por fuera de Unidos. La idea fue rechazada de plano y fueron las cabezas del PRO las que más énfasis pusieron en advertir que, si se habilitaba ese juego, se abriría la puerta para que fuguen varios de sus compañeros para tejer acuerdos con otras fuerzas.

Unidos logró entonces sostener a todos y sumó como “socio adherente” a “Hacemos”, la fuerza que comanda el cordobés Juan Schiaretti y que a nivel nacional tiene como a uno de sus socios al socialismo, el mismo que es pata fundamental de Unidos.    

El PJ, partido en mil pedazos

El justicialismo es la contracara de Unidos. Buena parte de sus principales dirigentes competirá por fuera de la estructura partidaria. Marcelo Lewandowski desoyó el pedido de Cristina Fernández de Kirchner de encabezar una lista de unidad. El senador le explicó que no había retorno en su estrategia. Si jugaba con el grupo de senadores y el rossismo, le planteó a la ex presidenta y actual titular del partido a nivel nacional, tiraba por la borda todo lo que proclamó –proponer un espacio de renovación– y que lo llevó a apartarse del paraguas partidario.

No será el único que haga la suya. El Frente Renovador evaluó en la semana que si la diáspora era tan profunda quizás era conveniente presentar una lista propia que la encabece el diputado y ex ministro de Transporte, Diego Giuliano. Habrá que ver hasta el domingo a la medianoche si se abre o se queda. Otros que irán por fuera serán el ex candidato a intendente Roberto Sukerman y el Movimiento Evita. 

Lo del justicialismo se asemeja a una Paso sin Paso. Una exposición de la interna donde varios de sus dirigentes aspiran a demostrar en la carrera hacia la Asamblea Constituyente quién tiene más poderío a partir del caudal electoral que puedan cosechar. 

Advertido de esta carrera, esmerilado por dentro y por afuera, Omar Perotti hizo un último intento el viernes para que las autoridades partidarias permitieran a todos los sectores disputar la elección con el sello del PJ. Como si se tratara de neolemas. Todos separados con la posibilidad de confluir en un mismo redil después de las elecciones y al momento de discutir las reformas constitucionales. 

Parece difícil, aunque el margen legal permite ese movimiento hasta la medianoche del domingo. Resta por ver, en ese rompecabezas, qué actitud adoptará Perotti. Si competirá encabezando una lista, si al menos lo hará su sector o si, directamente, se baja de la contienda. 

El ex gobernador es señalado por muchos de sus compañeros como el responsable de haber colocado al partido en una incómoda situación. Le habilitó a Maximiliano Pullaro la posibilidad de la reforma y permitió, además, que la compulsa por los convencionales se resolviera sin Paso. Demasiado para un peronismo que vive en un cisma permanente desde que perdió el poder en la provincia, en 2023.

Libertarios solos; Granata, también

La Libertad Avanza está envalentonada y dispuesta a mostrar el poderío de su sello. El partido de Javier Milei, que comanda su hermana Karina, decidió, entre otras cuestiones, jugar solo, sin alianzas. Y hacerlo, además, en todo el territorio provincial. Donde haya cargos en juego, allí estará. Otra determinación: poblará las listas con outsiders de la política. La idea es mantener los nombres en reserva hasta último momento. Los armadores libertarios explican que muchos vienen de la actividad privada y quieren evitar que alguna filtración apresurada complique sus tareas diarias. Ponen como ejemplo el caso de una periodista de la televisión santafesina que sufrió reprimendas laborales al conocerse por una nota periodística que evaluaba ser candidata de ese espacio. 

La Libertad Avanza está dispuesta a recibir dirigentes del PRO, del PJ o de Unite –la creación de José Bonacci que históricamente “asiste” a distintos candidatos–, pero aclaran: “Que se pongan la camiseta y no vengan con pretensiones de candidaturas”.

Quienes están advertidos de eso son los diputados Núñez y Chumpitaz. La ministra Patricia Bullrich, a quien le responden, les aseguró que podrían tirarse a la pileta libertaria para competir con el resto. Sin embargo, desde el sector que comanda la diputada Romina Diez –la voz y los ojos de Karina Milei en Santa Fe– muestran resistencia. “Para qué los queremos si los votos los va a tener el sello, no un dirigente o un nombre determinado”, explican con dureza. 

Los libertarios habilitarán internas donde prenda la semilla de la disputa y la cantidad de aspirantes para un cargo sea nutrida. El caso más claro es el de Rosario, donde podrían presentarse entre tres y cuatro listas para disputar lugares en el Concejo municipal. 

Mientras LLA apuesta a un sello y no tanto a los nombres, Amalia Granata expone la estrategia contraria. Es ella, su nombre, su imagen, su lengua filosa, la que busca traccionar para posicionarse una vez más como referencia opositora. Si Bonacci no la asistiera con su sello –existe un canal abierto para que lo aporte a LLA–, le quedaría el amparo del espacio que comanda el diputado provincial Juan Argañaraz. Es un aporte legal necesario, pero escaso. Es ella y poco más. 

El inevitable camino después de explorar, sin éxito, alianzas con el propio Milei y con Lewandowski. Habrá que ver, con esas herramientas, cuánto puede escalar la ex presentadora de TV para cosechar el voto de los descontentos.