"La obra privada le tiene que dar más lugar al espacio público"

Punto biz festejó sus primeros 20 años con la realización de un documental, dirigido por el reconocido Héctor “Nene” Molina, que repasa en relatos la experiencia de 20 empresarios y emprendedores que marcaron el rumbo de los negocios en estas dos décadas. En esta oportunidad, Pablo Gagliardo, CEO de Obring Arquitectura, nos cuenta sobre la nueva Rosario que proyecta y los nuevos cambios de vida que se avecinan. Mirá el video.

Pablo Gagliardo (48) se puso al frente de Obring Arquitectura en 2003, año en el que salía la primera edición de Punto biz. Lo guiaba un deseo que alimenta desde sus años como estudiante de arquitectura de la UNR: liderar desarrollos de viviendas, un rumbo compatible pero diferente al core business del negocio familiar (Obring, la compañía fundada por su padre hace 55 años, es un emblema de la obra pública).

“Lo que me apasiona de desarrollar edificios de vivienda es la oportunidad de resolver o mejorar la forma de vivir de la gente con recursos novedosos. Mi meta es optimizar la vivienda desde lo espacial, desde lo económico y también desde lo urbano, porque mi mayor preocupación es la relación entre una obra nueva y el entorno. Hay que integrarse a una ciudad con responsabilidad, porque además de construir edificios estamos haciendo a Rosario”, enfatizó. Por eso, admite que “le interesa mucho más detectar qué necesidades no están cubiertas en el mercado inmobiliario que apuntar a los formatos que más se están vendiendo”.

Desde el principio pateó el tablero con la impronta de sus proyectos, que rompían los moldes en la ciudad. Propuso una arquitectura despojada y tuvo mucha aceptación del mercado. “Trajimos una impronta muy informal y honesta, marcada por la estructura de hormigón a la vista, sin revoque ni pintura. Planteamos cocinas abiertas cuando casi no existían y balcones con dimensiones mucho más amplias que el promedio. Esa arquitectura era disruptiva para Rosario, y hoy se ve cada vez más”, destacó.

Proyectando la nueva Rosario

Actualmente, Obring está terminando -junto a Rosental- el proyecto Costa Vía, tres torres ubicadas en Rivadavia al 2500 que se levantaron mediante la firma del primer convenio urbanístico con la Municipalidad de Rosario para construir sobre el frente costero de Pichincha. “Es un concepto moderno para Rosario. Con Costa Vía propusimos abrir media manzana dentro del predio como plaza, las torres están arriba del espacio público. En Rosario no existen todavía desarrollos en los cuales el terreno privado se abra al público, con parques y negocios. Así, el tejido urbano de la ciudad crece dentro de la obra privada”, explicó.

En esa misma línea encaró la propuesta para construir una megatorre sobre un terreno de casi dos hectáreas sobre la barranca del río, en Puerto Norte. Junto al grupo SanCor Seguros y el estudio Casanova, Mattos, Salvatierra & Feser, edificará una torre de 200 metros de altura y 60 pisos; otra vez, algo que en Rosario no existía (de hecho, será la segunda torre más alta del país).

“La propuesta es plantear una altura excepcional para ocupar la menor cantidad posible de suelo urbano. La torre ocupará sólo un 1 o 2% del terreno y el resto es de la ciudad. Se podría haber diseñado acostada y ocupar un 30 o 40% del terreno, como pasa en la mayoría de los proyectos, pero cambiamos tierra por aire para tener una mirada sustentable, en tanto que la ciudad ganará una hectárea y media de espacios verdes”. Gagliardo afirma que hasta hace poco tiempo, la sociedad le tenía miedo a la construcción en altura, pero “hoy se ha demostrado que deja más espacio para que la gente tenga vida al aire libre”. Sobre el resguardo patrimonial, asevera que hay que evaluar qué se gana y se pierde, y por qué se reemplaza algo, pero no abona “ni el conservacionismo total, ni la modernidad que arrasa con todo y que deja una ciudad nueva sin historia”. Relata que el concepto de patrimonio ha ido cambiando y que no solo es arquitectónico, también es histórico: “Hay lugares donde pasaron cosas. Si la gente está arraigada a esa historia, ahí hay un patrimonio validado”.

Cambios de vida

A la hora de analizar los cambios que vio al frente de la empresa en estas dos décadas, el arquitecto destaca como tendencia reciente la aparición de familias que eligen cambiar casas por edificios con áreas verdes: “Nosotros tenemos varios ejemplos con terrazas verdes en un piso 15, balcones con césped, espacios amplios, donde vivís casi igual que una casa sin todas las preocupaciones del mantenimiento y seguridad. Mucha gente quiere vivir de una forma más simple, pero con calidad espacial”, describe.

Sobre la irrupción de la tecnología en su sector, dice que los software para gestión y proyecto, control y seguridad provocaron un vuelco. “Hoy se construye de forma más segura que hace 20 o 30 años”, aseveró.

Si la idea es proyectarse a 20 años, no arriesga grandes pronósticos. “Hace 20 años tenía un mejor panorama de cómo sería el mercado hoy. Con la pandemia la sociedad aceleró el cambio pero los profesionales ya estábamos un poco al tanto de esa evolución; de hecho hace 20 años ya queríamos hacer balcones más grandes y crear más espacios verdes. Lo que tenemos ahora es la validación del público, porque la pandemia inyectó las ganas de cambio en la gente y eso se ve en la ciudad. La veo cada vez más abierta, más verde y con más espacio público y creo que ese camino se va a profundizar”. Gagliardo no tiene dudas de que Rosario está cambiando constantemente: “Si una ciudad para, se muere”.