“La agricultura puede ser parte de la solución del problema ambiental”

Con una trayectoria de más de 20 años en los negocios agropecuarios, Alejandro Girardi asumió en 2018 la vicepresidencia de Asuntos Públicos y Sustentabilidad para América Latina en la multinacional Bayer. Ingeniero agrónomo egresado de la UCA y con un máster en administración de empresas en Ucema, se confiesa como un apasionado de la tecnología. En este diálogo con Punto biz, el ejecutivo explica las potencialidades de la agricultura regenerativa que Bayer enarbola como palanca para activar un modo de producción que resuelve el impacto de la actividad  sobre el medioambiente. Y en un contexto marcado por los riesgos del cambio climático, la agricultura puede capturar carbono en los suelos y, de ese modo y a diferencia de las otras industrias, “ser parte de la solución del problema”.

- ¿En qué consiste la agricultura regenerativa? 

- Básicamente, la agricultura regenerativa es no solamente tener cuidado con los insumos, con el medioambiente en cuanto al proceso de producción, sino también buscar la forma de restaurar más, de regenerar más. Y uno de los mecanismos quizá más básicos de este proceso sería el cambio climático causado por los gases de efecto invernadero (principalmente carbono). Entonces si encontramos una forma de hacer una agricultura que logre, en alguna manera, capturar carbono en el suelo, estamos encontrando la forma de revertir ese proceso. Y, desde ese punto de vista, creemos que la agricultura tiene la oportunidad de ser parte de la solución. Nosotros tenemos herramientas que podemos ayudar a que ese proceso se dé de esa manera. 

- ¿Son herramientas que ya se venían teniendo en la actividad agropecuaria de hace muchos años y ahora se potencian?

- Son herramientas que ya se venían teniendo, más innovaciones, más la forma de poner todas esas herramientas juntas en forma de soluciones nuevas. Entonces, sí es hacer algunas prácticas que ya estaban haciendo alguna clase de renovación o de restauración de los recursos, pero además hay nuevas herramientas que van a venir a apoyar ese proceso. Y la forma también de los sistemas agronómicos que van a generar esas herramientas van a ayudar a hacer este proceso un poco más acelerado. 

- ¿Cómo van a convencer al productor para que se sume? 
 
- Yo creo que el productor ya está ahí. En nuestras charlas con ellos, el productor siempre ha sido muy consciente con el uso de los recursos y los recursos de los cuales él tiene propiedad, como la tierra que es uno de los recursos principales que valora. Pero también lo es con la sustentabilidad. Se convirtió en un área de sumo interés por el productor. Hoy en día, cuando vos proponés hablar del tema de sustentabilidad, el productor está súper abierto, quiere entender, quiere ver qué es lo que puede hacer y quiere, de alguna manera, también actuar en consecuencia. Así que el interés del productor yo te diría que ya está ahí. Más allá de que hay una demanda de la sociedad, el interés del productor está. Lo que hace falta son las herramientas que le permitan ser sustentable, a la vez de productivo y sin costos adicionales.

- ¿Estas herramientas valen para productores sofisticados o están al alcance de cualquiera?

- Estamos mirando distintos sistemas productivos, con distintos tamaños de productores, con distintas herramientas y con distintos cultivos. Entonces, hay que customizar, de alguna manera, estas prácticas para cada uno de esos productores y las soluciones no son las mismas. Pero te diría que, en general, el productor sabe y tiene una conciencia de sustentabilidad muy alta y está buscando herramientas y alternativas. Y en la medida que le podamos ofrecer esas herramientas, estoy convencido de que las van a adaptar rápidamente. 

- ¿Qué repercusión tienen estas iniciativas en ámbitos gubernamentales? ¿Hay receptividad? 

- Creo que todos los países tienen un objetivo y principalmente los signatarios del Acuerdo de París, tienen un objetivo de adaptación de cada uno de ellos, en los cuales hay políticas que han venido beneficiando algunas de estas herramientas, como el mercado de carbón y demás. Están en distintos niveles de madurez. En Brasil en este momento se está discutiendo un mercado de carbono, pero más allá de los mercados de carbón regulados, que son los que dependen de leyes, también están los mercados de carbono voluntarios, que son los que dependen de voluntades, de quien necesita de alguna manera mitigar, y los que pueden ayudar a generar crédito de carbono. Entonces, hay distintos estados de madurez en las discusiones, distintos marcos jurídicos, y tenemos que buscar la forma de aportar lo que podamos.

- A propósito del mercado de carbono, ¿cómo está marchando en la Argentina?

- Al programa Pro Carbono lo estamos llevando a cabo desde hace dos años en la Argentina, con 160 productores, aproximadamente 100 hectáreas por cada uno de esos productores. Hemos generado una enorme cantidad de datos, logramos trazar una línea base, y hemos logrado también medir cuál es el impacto de cada una de esas prácticas agronómicas que nosotros y también asesores independientes que forman parte de este programa y entidades de investigación y desarrollo que también forman parte de este programa han traído a los productores. Entonces, sabemos cuál es la línea base, sabemos lo que cada una de esas actividades genera en cada uno de estos productores, cómo hacemos para medir esa captura de carbono, cómo hacemos para registrarla y para verificarla. Son requisitos básicos para poder trazarlo en un mercado de carbono eventualmente a futuro. Hemos aprendido mucho, pero todavía tenemos un camino por delante.