¿Cómo se perfila el mercado de consumo 2024? Hablan los especialistas

El país define su futuro político y de la mano de quien asuma la conducción de la Casa Rosada el 10 de diciembre también se pondrá en juego el mecanismo a ejecutar para encarrilar la macroeconomía, un tren que en Argentina corre por un ramal en mal estado. La definición electoral de este domingo tuvo un anticipo marcado por consumidores -aquellos que todavía tienen capacidad de moverse activamente en el mundo del comercio y los servicios- en alerta por la dispersión de precios reinante mezclado con un desánimo frente a las opciones tradicionales en pugna, hecho que le permitió emerger a Javier Milei, quien logró ser el precandidato más votado en las primarias.

Con ese contexto, consultores en marketing ratifican lo que vienen planteando desde la salida de la pandemia, quien se siente en el sillón de Rivadavia deberá lidiar con un consumo segmentado que todavía se mueve, aunque ya muestra preocupantes signos de agotamiento por la sangría que representa la progresiva pérdida del poder adquisitivo del salario.

“Nosotros en marketing estamos atentos ya que una posibilidad es que se manifieste lo que en nuestra ciencia llamamos disonancia cognitiva”, expresó en diálogo con Punto biz, Adrián Spuches, consultor rosarino en relación a las definiciones que puede tomar el próximo Gobierno y su impacto en el público consumidor. “Si hay una ruptura entre la expectativa y la realidad, cosa que si se desarrolla va a ocurrir muy rápido independientemente de quién sea el o la que gane, eso puede poner a la sociedad en crisis”, manifestó el especialista que a su vez advirtió sobre la chance de “reacciones sociales no tan pacíficas” ante las variantes en pugna sobre el manejo del plan de ajuste y estabilización que parece será inexorable para cualquiera los futuros presidentes.

Quienes siguen de cerca las estrategias de mercadeo coinciden en que el paso del Covid 19 dejó a la gente decidida a usar su dinero en placeres que antes no se daba y esa impronta le sirvió a algunas fuerzas políticas inculcar un mensaje de “progreso” asociado a un cambio radical en la política económica, sin a veces profundizar en los esfuerzos que representará dicho cambio en los gastos domésticos. “Nosotros vemos mercados hoy altamente segmentados y los criterios de segmentación están dados ya no solo por cuestiones económicas, sino por cuestiones aspiracionales, por cuestiones de autorrealización, hay un mercado altamente hedónico que aparece fundamentalmente vinculado a los jóvenes y sobre esas capas penetró Milei, por caso”, indicó Spuches.

Ahora bien, el consumidor de finales del 2023 está golpeado y esa dinámica también puede conceptualizarse. “Cualquier descripción que uno haga de un tipo de consumo está afectada por la caída en la capacidad adquisitiva del salario. En ese marco existe una demanda reprimida y una demanda deprimida, dos conceptos distintos”, mencionó el consultor y docente.

“La represión de la demanda está dada por la imposibilidad de consumo, por el aumento de los precios, la caída del poder adquisitivo. Pero la demanda deprimida es la demanda que todavía continúa con expectativa de consumo y de realización, pero que está llegando, en cierto modo, a una frustración. Esta última categorización es la que hoy tracciona variables en positivo, aunque hay que verificar hasta dónde”, puntualizó.

Precisamente en relación a la “demanda deprimida” otro consultor local, Carlos Ortego, asegura que “de manera sorprendente hay indicadores de consumo que suben”.

“Llegamos a las elecciones con un fenómeno muy raro. El canal supermercadista está vendiendo mucho más que hace tres meses porque el programa Precios Justos se aplica y se controla en las grandes bocas. Y donde no hay grandes bocas cercanas, la gente paga fortunas . Cuando hablamos de alimentos, bebidas e higiene nos referimos a subas de demanda considerables que deriva en que haya crecido un 10% el consumo de productos masivos en las grandes bocas”, analizó Ortego sobre en desbalance en la política de fijación de precios en medio de una inflación disparada.

A criterio del experto lo mismo ocurre en el mercado de los autos cero kilómetro. “Uno después puede analizar la composición de la demanda, pero si se observan las ventas, el país llegará a fin de año con un volumen de ventas del orden de las 600.000 unidades. Obvio que no son las cifras de 2019, pero no es una suma despreciable si uno analiza el estado de la macroeconomía”, sintetizó.

“El nuevo presidente se encontrará con una microeconomía en donde muchos actores ‘la van zafando’, al menos algunos, y en simultáneo la macroeconomía es un gran revuelo”, describió Ortego sobre el presente.

El desafío para contentar a un consumidor que seguirá pugnando por mantener algunos de sus placeres será doble ante la necesidad de gestar un mecanismo que permita contener el desfasado frente de precios en el ámbito doméstico.