Cómo impactan hoy los gastos de seguridad en las expensas 

La ola de inseguridad disparó la necesidad de la población de contratar servicios de vigilancia y sofisticados sistemas de monitoreo. Esa mayor demanda, hizo que tanto los particulares como empresas tengan que contemplar un presupuesto cada vez mayor para el gasto destinado a este tipo de servicios. Aunque impacta de manera diferente en countries, barrios abiertos, casas, departamentos y oficinas; el ítem seguridad gana peso en las boletas de las expensas. 

De acuerdo a las distintas tipologías de vivienda, un análisis en base a datos de liquidaciones de los gastos centrales que corresponden al mes de abril 2023, da cuenta de la incidencia de los gastos destinados a seguridad, ya sea para costear vigilancia privada o bien un servicio de sistema de monitoreo. El apartado seguridad se divide entre los que pagan seguridad privada presencial y, por otro lado, los consorcios o unidades con monitoreo constante y servicios afines. 

“En el primer caso y en relación a la totalidad del gasto operativo de funcionamiento del edificio representa casi un 40 por ciento del monto total sin incluir gastos extraordinarios. Mientras que el segundo caso apenas repercute por arriba del 10 por ciento del monto final, obviamente sin incluir erogaciones excepcionales”, sostuvo Alejandro Bassini, coordinador del Departamento de Estadísticas del Colegio de Corredores Inmobiliarios (Cocir). 

Por otro lado, en los casos medidos de barrios cerrados la radiografía es diferente. El porcentaje que representa en el pago mensual de expensas por seguridad privada está fijado en no menos del 30% y llegando incluso a superar el 50% en algunos casos. Para poner cifras sobre la mesa, el costo de contar con el servicio puede ir desde los $60.000 hasta los $200.000, dependiendo de los metros cuadrados, prestaciones y categorías. Así por ejemplo, en un country de renombre ubicado la localidad de Piñero, se paga en concepto de gastos en seguridad un monto superior a los $3.000.000 en total (a dividir entre los propietarios) y si se suman rubros vinculados, la incidencia trepa más allá del 60% del total de la boleta.

“Si analizás bien el detalle de los gastos centrales, hay que tener en cuenta también cuestiones como mantenimiento o compra de materiales asociados a la seguridad. O sea, más allá de la cuota del abono mensual, hay rubros que son indirectos que pegan derecho en la seguridad privada”, describió Bassini. Por ejemplo, uno de los barrios más top de la vecina localidad de Funes, tiene egresos de seguridad por más de $17.000.000 mensuales, lo que representa casi un 50% del total del gasto de expensas comunes del consorcio de copropietarios.  

En una exclusiva torre de viviendas de Puerto Norte, el ítem Seguridad / Vigilancia se lleva el 25% del total de los gastos, entre la vigilancia en las cocheras y seguridad privada en el edificio. Mientras que en otro edificio de categoría premium, ubicado en el macrocentro de Rosario, el panorama cambia ya que como no cuenta con seguridad privada, el sistema de monitoreo repercute en casi un 10% en el número final.

Y si se analizan barrios abiertos, lo que se está utilizando mucho es el sistema de cooperativas como ocurre en Fisherton, Parquefield o Alberdi. “Los vecinos se organizan, ponen un aporte económico, instalan garitas y se hacen rondas de seguridad. Eso es lo que pasa hoy en barrios abiertos”, apuntó el corredor inmobiliario. De todas maneras, cabe destacar que pese a la coyuntura económica, la ola de violencia y robos parece pesar más, y el propietario o inquilino de este tipo de unidades premium, no duda en invertir en seguridad de primer nivel y “ajustar por otro lado”. 

Qué pasa en la clase media

En las viviendas del segmento medio, el uso de un sistema de monitoreo privado y llave electrónica en departamentos dejó de ser un lujo y se hizo extendido en buena parte de la ciudad. Tanto nuevos como viejos edificios incorporaron servicios de videovigilancia, más o menos sofisticados: desde “totem vigía” al ingreso de los edificios -sistema digital de telepresencia- hasta monitoreo con cámaras de seguridad. 

En cuanto a los costos, la incidencia de este tipo de soluciones en la boleta de las expensas está en el orden de un 10% o 15%. Por ejemplo, un edificio “standard” de barrio Martin paga $30.000 de abono de monitoreo sobre un gasto total de $200.000. A eso hay que agregarle el gasto de conectividad al edificio para contratar la prestación, que gira en torno a los $2000. En la misma línea, una torre de departamentos en barrio La Sexta paga $78.000 por el servicio de videovigilancia en el edificio y la cochera (se abona aparte) sobre una boleta de $336.000, lo cual representa un impacto del ítem de un 23%.