Logística verde: los desafíos del transporte sustentable

A finales de septiembre, Volkswagen Camiones y Buses entregó el primer camión 100% eléctrico de la Argentina a Express Logística, el operador logístico de Quilmes. Esta acción podría ser un puntapié para que otras empresas pongan la lupa en los objetivos de descarbonización de sus flotas de transporte. Aunque ¿por qué hacer dicha inversión?

Son muchos los motivos por los cuales adecuar la agenda de trabajo para convertirla en una más respetuosa con el ambiente. De arriba hacia abajo, el compromiso de reducir la huella de carbono fue asumido por todos los países que integran las Organizaciones de las Naciones Unidas como paliativo necesario ante la emergencia climática. 

Cada nación estableció plazos para mostrar resultados de la reducción del impacto de su actividad. En este marco hoy la logística verde es una estrategia de alcance mundial mediante la cual las empresas ajustan y revisan procesos en clave de sustentabilidad.  

A grandes rasgos, el objetivo es controlar la generación de residuos. Sin embargo, ¿por qué esto se convertiría en una inquietud de directos e inversores? Es que actualmente la agenda verde y la economía no son dos carriles paralelos.

Ante los recambios generacionales la prioridad hacia el compromiso ambiental ha ido escalando. No se trata de una mera cualidad, sino que es una marca identitaria que puede abrir como cerrar puertas a los negocios, ya sea tanto por consumidores y clientes finales como por potenciales socios, proveedores y asociaciones empresariales.

La clave hoy es la transversalidad y generar un ecosistema de negocios con eje en el triple impacto. Tener un rol protagónico en el futuro no alcanzará con lograr rédito económico, habrá también que crear valor social y ambiental para la comunidad en donde se desarrollan. Además de esto, está comprobado que las soluciones ecológicas significan un ahorro una vez superado el plazo de inversión.

Pero ¿Cuáles son estas soluciones de logística verde?

De menor a mayor costo, una salida conocida tiene que ver con reemplazar materiales de difícil degradación por otros reciclables. Por ejemplo: cambiar vasos descartables de plástico de las oficinas por vasos de vidrio. Otra opción, si todavía no se adoptó es reducir al máximo posible todo el papel innecesario siendo la digitalización uno de los grandes aliados en este proceso.

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