La proyección del “dólar informal” de cara a las elecciones

La semana pasada cerró con el dato de inflación de marzo de 7,7% y esta empezó movidita. El dólar pasó la barrera de los $400 y se ubicó en $440. Esto no es ningún “récord” como lo informan los noticieros. El dólar sube porque la inflación hace subir los precios de todos los bienes, servicios y salarios, por lo tanto, no hay por qué esperar que el precio del dólar deje de subir. Con inflación, todos los precios rompen su propio “récord”.

El dólar paralelo puede atrasarse en algunos momentos, subir más en otros, pero en los últimos 12 meses no hizo más que acompañar a la inflación.

El gráfico muestra que en julio del año pasado dio un salto. Estaba en un promedio de $215 en junio, vino la crisis de financiamiento del Tesoro a finales de junio, salvataje del Banco Central comprando letras del Tesoro en el mercado y absorbiéndolas con más de $1 billón de Leliq, salida de Guzmán, crisis porque nadie quería agarrar el Ministerio de Economía y finalmente la llegada de Batakis casi como la carta de último momento. Obviamente el mercado se alteró y el dólar paralelo saltó a $300. Después se apaciguó en el sentido que siguió acompañando la inflación.

En enero de este año da otro saltito, no muy grande, y fue porque con la emisión del dólar soja II la base monetaria se expandió y no se la absorbió enteramente con Leliq. Como la tasa de inflación había bajado en diciembre, en el último mes la demanda de pesos aumentó por el pago de aguinaldos y deudas de cierre de año, y el stock de Leliq estaba muy inflado, parecería como que se optó por no emitir muchas Leliq. Pero peso sobrante en el bolsillo de la gente, peso que se va al dólar, máxime en enero que la gente estaba haciendo turismo. Enero fue cuando el dólar pasó de $330 a $370.

Pero en febrero y marzo se mantuvo más o menos en ese nivel. Cuando en abril apareció la noticia de que la inflación se aceleró, el dólar pasó la barrera de los $400. No subió, acompañó la inflación.

En cualquier caso, para Doña Rosa, la pyme, la cooperativa que toma prestado de la gente y presta a los chacareros o hace inversiones financieras para preservar el capital, que el diagnóstico sea que el dólar no sube sino que sigue a la inflación no termina de tranquilizarlos. A nosotros tampoco. Porque habría que saber qué va a pasar con la inflación.

Esto es lo que genera una gran incertidumbre. Debilidad del gobierno, luchas intestinas en la coalición gobernante, dudas sobre qué puede pasar entre las Paso y el 10 de diciembre; y ni qué decir sobre la capacidad técnica y de acción que tendrá el futuro gobierno para abordar una crisis económica y social que se desbarranca.

Lo mejor sería trazar un escenario optimista sin salirse del realismo. Sería un escenario no alarmista. Una guía para esto sería hacer una proyección de inflación tendencial a los últimos meses (sin asumir que la inflación explota) y luego que el dólar paralelo se mantiene calmo entre mayo y junio, y a partir de julio acompaña a la inflación un poquito por debajo (sin asumir tampoco que explota). Las proyecciones son las que se presentan a continuación.

Obsérvese que se asume el $423 es un pequeño salto que queda en la serie como un pico transitorio (como el de enero 2023). Dura hasta junio en este valor y luego va con el índice de inflación. Se observa que el gobierno llegaría a las Paso en agosto con un dólar paralelo en el entorno de los $480 y a las elecciones en octubre habiendo pasado la barrera de los $500.

Al que le toque asumir, lo hará con un dólar paralelo de aproximadamente $580 acercándose ya a los $600.

Escenario realista no alarmista. Asumiendo que la inflación y el dólar no dan sorpresas y se comportan como vienen haciéndolo hasta ahora. La cosa da elecciones con dólar a $500 y asunción del nuevo gobierno con dólar a $600.

Escenario por debajo de esto, es difícil de proyectar…veremos que ocurre cuando estén llegando las Paso y luego de las elecciones y la asunción del nuevo gobierno.