Abrió hace seis meses y por lo que le vino de luz quedó al borde el cierre

En la esquina de Catamarca y Alsina se encuentra Bigba Café, un bar de día que desde noviembre del año pasado abrió sus puertas y se posicionó como el preferido de los vecinos del barrio. El emprendimiento, a cargo de Lucrecia Zabala, no está pasando por un buen momento y se debe a las subas en los impuestos. El último que puso al comercio en la cuerda floja fue la factura de luz que llegó con un incremento que se equiparó con el costo de alquiler del local. 

“Es mi primer comercio propio y siento que este bar vino a aportar mucho. Pero se hace imposible con estos impuestos, me vino de luz $3643 que es casi lo que pago de alquiler, cuando el mes pasado pagaba menos de $2500”, detalla Zabala.

En el lugar no cuenta con empleados a cargo y con pocas alternativas la comerciante asegura estar acostumbrada a pagar las boletas vencidas y con recargos por la difícil situación que afronta. Al mismo tiempo asegura que no es la única sino que muchos gastronómicos con emprendimientos chicos están pasando por el mismo dilema y son ellos los que “siempre las pagan”.

“Estoy cansada pero voy a seguir luchando. En la municipalidad pareciera que no quieren que crezcas, te ponen multas  y exigencias y encima tenés que soportar atropellos. Por qué tenemos que pagar por ejemplo el Ente Turístico Rosario (ETuR) si no hay ni una publicidad que apoye a los bares locales. De ahora en más, el tema será llevado a la justicia”, cuenta Lucrecia.