Rofex, bajo fuego cruzado, por dejar al BCRA operar dólares sin límites

En Rofex descontaban desde hace quince días que más tarde o más temprano iba a llegar el requerimiento informativo sobre operaciones con dólar futuro que hizo ayer el juez federal Alejandro Bonadío, quien investiga la denuncia por defraudación contra el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, por vender dólares a futuro (marzo) mucho más barato de lo que podría haberlo hecho en mercados de futuro del exterior (NDF de Nueva Yorks, que son fowards).

Pero pese a la tranquilidad con la que el Rofex recibió el requerimiento (que contrasta con el cimbronazo político que significó el allanamiento que hubo al Banco Central), hay mar de fondo entre operadores financieros y analistas por el tema que, precisamente, fue el eje de lo que la Justicia quiere averiguar: ¿por qué le liberaron los límites de ventas de dólar futuro al Banco Central? Estando fuera de toda discusión la legalidad de la acción, sí hay debate (y lo hubo bien fuerte en su directorio cuando se tomó la decisión hace semanas) sobre la conveniencia de haber aceptado el pedido del Central.

Si bien tiene peso el argumento de que hacerlo no conllevaba riesgo para las partes (y la salud del Mercado) porque el comprador que se exponía era el propio Estado (quien, dicho simple, tiene la máquina de imprimir pesos con los que pagaría el saldo negativo entre el dólar a 10 y el tipo de cambio que quedaría de la devaluación), los analistas más puristas no dejan de recordar de que por algo existen internacionalmente normativas que ponen límites a la concentración de posiciones en un operador. 

Pero la discusión de fondo (eso sí, con el diario del lunes) es que si al hacerlo, el Rofex no liberó una fuerza que no podía controlar. Es que luego de que diariamente se rompieran récords de operatoria (bancos, agentes de bolsa, corredores, financieras aprovechaban para comprar en masa dólares a $10 para marzo que vendía el Banco Central, casi como un seguro de cambio ante la devaluación que descuentan), el gobierno obligó al Rofex a aumentar las garantías a depositar por operación (y a hacerlo en billetes), que en la práctica dejó en desventajas a los operadores más chicos con menos cash. Y como igual la “corrida” siguió, luego el Rofex tuvo que limitar la cantidad de contratos a operar con dólar futuro por operador argumentando que, pese a lo impopular de la medida, tenía que hacerlo porque no estaba en condiciones de aguantar semejante movimiento. Ahora, tanto manoseo hace convivir distintos tipos de contratos, cuando -por definición- los futuros son negocios estandarizados.

“¿Para que quiero un mercado de futuros si cuando voy por la cobertura no me la dejan tomar?”, fue la reflexión que hicieron a punto biz desde la mesa de un banco que venía estando muy activo y que fácilmente llegaba a cubrir el cupo. Además, hay operadores que por lo bajo responsabilizan a Rofex por no haber generado antes las condiciones para que no hubiera llegado luego la intromisión del Estado en la regulación de las garantías. Pero lo cierto es que Rofex ya las venía subiendo. 

¿Hubo demoras en Rofex o el problema fue que los acontecimientos se precipitaron inesperadamente por el clima político? ¿El negocio que ofrecía el Central era tan tentador que no dejó ver los riesgos? En Rofex creen que en cuanto pase el sacudón, el Estado se retirará de la regulación de garantías y con un volumen normalizado podrán subirse los límites a la cantidad de contratos a operar.