Interna del oficialismo: se sabe cómo comenzó pero no cómo termina

Si alguien pensaba que el cierre de listas iba a operar como fecha límite para los problemas internos del peronismo santafesino, se equivocó feo. A pesar de que el sábado 24 de julio estaba marcado con rojo en las paredes de cada unidad básica, ese día detonó una bomba que ya tuvo un alto impacto y cuyas esquirlas nadie sabe cuándo ni dónde terminarán.

Repasemos. El gobernador Omar Perotti quería ubicar a su delfín Roberto Mirabella como primer candidato al Senado, pero esa posibilidad fue vetada desde la Casa Rosada, planteando que había otras figuras -como el ahora renunciado ministro de Defensa Agustín Rossi- que medían mejor. Cabe recordar que en 2019 Rossi intentó embarcarse en una carrera presidencial y en la Provincia apoyó a Perotti, porque enfrentaba a su archienemiga María Eugenia Bielsa. 

Ya puesto como gobernador, el rafaelino arregló con la vicepresidenta Cristina Kirchner y vetó a Rossi, apostando a su temprana jubilación. Cristina logró ubicar a su referente María de los Ángeles Sacnun como segunda aspirante a la Cámara Alta, condicionando su apoyo a que Mirabella “baje” a la nómina de Diputados. Quien encabezará la boleta será Marcelo Lewandowsky, que llegó a la política bajo la tutela de María Eugenia Bielsa pero que hoy ya se mueve con mayor independencia.

A Rossi no le gustó nada la movida de Perotti -con quien tiene un enfrentamiento de larga data- y cerró filas con el Nuevo Espacio Santafesino (NES), espacio que tiene como cara amable a la vicegobernadora Alejandra Rodenas pero controlado por los senadores departamentales enfrentados al gobernador, liderados por el poderoso Armando Traferri. Allí se sumaron otros que no habían sido convidados para el arreglo Perotti-Cristina, como el Movimiento Evita, el massismo y algunos gremios.

Cuando se conocieron las nóminas, parecía que los adherentes al justicialismo tendrían que elegir entre la boleta de Cristina  y la de Alberto, pero el correr de los días marcó que el Chivo había perdido apoyo en la metrópoli, verificándo una vez más por donde pasa el poder real. A pesar de enterarse por la TV que había sido corrido del Gabinete, reafirmó su pertenencia kirchnerista: “Cuando haya que defender a Cristina, yo voy a estar. Perotti no”, dijo en cada entrevista que concedió

La “regla ética” del presidente de pedir la renuncia de todos los funcionarios-candidatos tuvo una réplica en Santa Fe, aunque con sus bemoles. Perotti adelantó el miércoles que evaluaba exigir licencias a las autoridades que participaran del comicio y al día siguiente la que comunicó esa decisión fue la vicegobernadora, quien, en realidad, tiene independencia del rafaelino por tener sus funciones en el Legislativo.

La decisión de Rodenas abrió interrogantes sobre lo que debería hacer el propio gobernador, quien quedó colgado de la lista como primer senador suplente en la nómina encabezada por Mirabella. Claro que una decisión de esa naturaleza generaría un desmadre institucional y existen bajísimas chances que ello suceda, según dicen en el entorno de Perotti. Claro que era lo mismo que decía Rodenas una semana atrás respecto a tomarse una licencia. Quién sabe.

El intríngulis del oficialismo también complica la situación de altos funcionarios provinciales que sin ser candidatos se enrolan políticamente bajo el del ala Rossi-Rodenas. El caso más relevante es el de Gobierno Roberto Sukerman, que llegó cuando las papas quemaban y viene cumpliendo funciones en línea con los pedidos de la Casa Gris. Otro tanto sucede con Jorge Llonch, a cargo de Cultura.

Sukerman no brindó declaraciones públicas, pero hizo saber que solo dará un paso al costado si hay un expreso pedido del gobernador. “Seguramente hablaremos con ellos, la idea es que cada uno haga bien su tarea”, dijo Perotti a principios de semana, apenas después que Rossi denunciara su intento de hegemonizar el PJ pero antes que se conocieran varios de los sucesos que se cuentan en esta nota.

Que nadie se haga los rulos sobre que la gobernabilidad de la invencible Santa Fe está en peligro. Lo que está en juego es cómo se transitarán los 24 meses que separan esta campaña de la de 2023. Y fundamentalmente, cómo será el balance interno dentro de la coalición oficialista. Nada más. Ni nada menos.

Especulaciones al costado, el resultado de las Paso del próximo 12 de septiembre -y ni que hablar de las generales del 14 de noviembre- posicionarán a las fuerzas políticas de cara al 2023. Si ganase la lista bendecida por el gobernador tendrá más resto para seguir gobernando y poder de lapicera para definir a su reemplazante. Si triunfa la boleta de Rossi, la interna quedará más al rojo vivo que nunca y reducirá las expectativas de Hacemos Santa Fe, la corriente interna del perottismo.