Cambió de manos una reconocida fábrica de fiambres santafesina

El grupo Micropack vendió la fábrica de fiambres y embutidos Fricerd -con planta de elaboración en el barrio Barranquitas de la ciudad de Santa Fe- al frigorífico Paladini, un peso pesado en el negocio de los fiambres que no para de crecer. La operación se realizó en silencio en medio de la crisis económica que antecedió a la pandemia del coronavirus, pero trasciende ahora en el marco de un proceso de reconversión del supermercado mayorista de la familia Di Santo. 

Micropack había recuperado Fricerd tras las inundaciones de 2003, cuando las instalaciones del frigorífico quedaron invadidas por las aguas debido al desborde del río Salado. La planta permaneció inundada por un largo período, hasta que Lucio Di Santo y el por entonces gobernador Jorge Obeid cortaron las cintas en la reapertura.

En esas instalaciones Micropack comenzó a manufacturar fiambres y embutidos con la marca El Caudillo, que no tardaron en penetrar en las góndolas de los supermercados y autoservicios atendidos por el mayorista. La multiplicación de marcas propias de Micropack incluyó la manufacturación de alimentos enlatados a fasón por terceros, que se comercializaban con la marca Frontón. 

Pero como dice la recordada canción de Vox Dei rescatada en la película Tango Feroz, todo tiene un final, todo termina. Y en medio de la crisis económica pre pandemia Micropack decidió abandonar la manufacturación de marcas propias y refugiarse en sus orígenes de distribuidor mayorista.  “Abandonamos totalmente la faz industrial para potenciar la distribución “, confirmó Nestor Rubicondi, gerente de relaciones institucionales de la compañía, en contacto con Punto Biz. “Micropack tuvo un cambio generacional y los hijos de Lucio Di Santo, que ahora están a cargo de la empresa, han vuelto a las fuentes del negocio mayorista”, acotó. 

Ese repliegue incluyó ponerle el cartel de venta a Fricerd, un frigorífico que empleaba una treintena de operarios y que si bien no faenaba -compraba la materia prima para procesarla- supo desarrollar una buena penetración en los supermercados de Rosario y la región. La operación de venta se concretó en silencio y el establecimiento quedó en manos de Paladini. “Hoy nuestros clientes pueden encontrar toda la gama de fiambre Paladini”, ponderó Rubicondi sobre la decisión estratégica. 

Con cuarteles centrales en Villa Gobernador Gálvez, Paladini ha venido mostrando un crecimiento sostenido e inmune a las sucesivas crisis económicas que atraviesan a la Argentina. La firma creada a principios del siglo pasado, supo sumar en los 90 a sus competidores Villa Diego y Fela y más recientemente una filial del frigorífico español Espuña que operaba en Pergamino. Ahora sumó este nuevo emplazamiento fabril en la ciudad de Santa Fe. Por lo pronto, la marca El Caudillo dejó de tener presencia en góndola.