El origen de las cinco palabras más utilizadas en la oficina

El lenguaje nos define, y si vamos al origen de las palabras podríamos sorprendernos de sus significados que usualmente no conocemos. Asimismo, no es raro que podamos detectar que, si tergiversamos el significado de las palabras que usamos, el resultado es completamente distinto.

Todos tenemos un conocimiento profundo adquirido a través de la experiencia práctica -la mejor forma de incorporar lo nuevo-, y el lenguaje sirve para enmarcar las realidades que esas mismas vivencias dotan de significado.

Como vamos a ver a continuación, hay palabras que su acepción práctica cotidiana es concordante con las emociones que a veces sentimos; mientras que en otros casos, el significado es muy diferente.

Aquí vamos:

Equipo – Esta palabra proviene del escandinavo “skip”, que significa “barco”, y del francés “équipage”, en este contexto referido a la tripulación de esa nave. Por eso llamamos equipo a un conjunto de personas que se organizan para lograr coordinar determinadas acciones para obtener un mismo fin.

En las empresas muchas veces se confunde un grupo con un equipo. En el primer caso, se trata de una cantidad de personas que se juntan aunque no necesariamente compartan el mismo interés por un objetivo común. 

Trabajo – Este término es una derivación del verbo trabajar, y su origen se encuentra en el latín, en el concepto tripaliāre, que servía de referencia a distintos tipos de tortura. A su vez, esa palabra deriva de tripalium, una herramienta de tortura que usaban los antiguos romanos para castigar a los reos o condenados. Era un yugo de tres palos (tri = tres y palium = palo). Con el paso del tiempo, ese concepto se lo asoció también con fatiga, cansancio, sufrimiento y penalidad/rigor, justamente como reflejo de las vivencias de aquellos tormentos y sometimientos.

Planificación – Aquí nos encontramos con una variación del verbo “planificar”, junto con el sufijo “ción”, que significa “acción, efecto de (tal cosa)”. Proviene del latín “planus” (plano), indicando que es una guía, orientación, paso a paso o referencia concreta para seguir un “plan” determinado.

En el caso de las organizaciones y también del desarrollo de una persona en forma individual por fuera del trabajo, la planificación es estratégica ya que marca el rumbo y se convierte en una brújula que, aunque pueda tener desvíos, ayudará a conseguir de mejor forma los resultados que se anhelan. 

Escuchar – Es otra palabra que tiene su raíz en el latín, en este caso, en “auscultare” (de allí viene también “auscultar”, revisar algo, prestar atención a los síntomas -por ejemplo cuando un médico revisa al paciente). “Auscultare” significa inclinar la oreja (y se compone de dos partes también del latín: auricŭla (se lo interpreta como oreja), y el verbo inclināre, entendido como inclinar, volcarse hacia el otro. De esta forma, el concepto de escuchar es tener la habilidad de “inclinarse” hacia el otro para escuchar, percibir, prestar atención a lo que expresa. 

Motivación – Proviene del latín “motivus” o “motus”, que significa ‘causa del movimiento’, es decir, lo que origina que una persona se mueve.

Por eso la motivación es la forma en que una persona, interna o externamente (intrínseca y extrínseca), se ve impulsada para alcanzar un objetivo lo suficientemente importante para sí (aunque no sea un propósito propio) por el que estará en condiciones de “causar un movimiento” que lo lleve hacia un resultado buscado.