Rosario Debate: estrategia mata improvisación

Resulta sesgado predecir quiénes fueron los ganadores y perdedores sin investigaciones rigurosas, por ese motivo resulta más interesante dilucidar las estrategias que cada candidato plasmó a lo largo del debate. Para esto se tendrá en cuenta la red motivacional del voto que ayuda a entender a qué tipo de identificaciones apeló cada candidato en su afán de conectar con nuevos electores:
 

Monteverde: conjugó "identificación partidaria" (Ciudad Futura), con "identificación ideológica": habló de cambiar el mundo, de revolución, por ejemplo. 
 

Sukerman: buscó "identificarse con el cambio" fundamentalmente, y con el "candidato" intentando mostrar un liderazgo diferente: amplio desde lo político (le ofreció a Miguel Cappiello la Secretaría de Salud en caso de ser intendente), personalista para el manejo de la seguridad, e inclusivo en cuanto a la integración laboral y urbana de la ciudad. Por otra parte, si bien no hubo alusiones "partidarias", sí fue el único que mencionó con frecuencia a Omar Perotti, candidato a gobernador de su mismo partido.
 

López Molina: apeló a la "identificación con la idea de cambio", combinado con la "identificación con la imagen": es joven, maneja bien el paradigma mediático que rige en la actualidad, y es cuidadoso de su aspecto.
 

Javkin: combinó "identificación con la idea de continuidad" (a través de la mención a las políticas públicas impulsadas por la municipalidad y la provincia) y a su vez, "identificación con la idea del cambio" ("no tengo jefes políticos"). También insistió con la "identificación con la propuesta", algo que viene haciendo previamente a las PASO.
 

Cabe destacar que Sukerman fue el candidato que más pensó el debate en términos convergentes, utilizando apoyo gráfico constante, invitando a seguirlo en las redes sociales y señalando que en sus mismas redes se podía ver el video en el cual criticaba a Javkin en el tema seguridad.
 

Pablo Lledó Callejón plantea que los debates influyen en el votante indeciso y ahí está su mayor fuerza, porque tiene la capacidad de cambiar el marco mental de la campaña en favor del candidato más carismático que se alce ganador del debate. A su vez, es importante también señalar que el efecto del debate tiene mayor incidencia en el contexto de una elección que se presenta reñida. 
 

Tal vez, conscientes de esto, y graficándolo en términos boxísticos, los candidatos que tienen posibilidades reales de ganar la elección se preocuparon por evitar errores más que por arriesgar ataques, mientras que los que ven sus chances acotadas arrojaron golpes con más vehemencia. Hubo algunas conexiones pero no golpes de nocaut. 
 

En síntesis, los cuatro candidatos son políticos metódicos, que se prepararon y mantuvieron la disciplina estratégica a lo largo del debate. Aferrarse a la táctica puede sonar conservador pero evita caer a la lona y tirar la toalla antes que suene la campana.

Martín Ostolaza - Guillermo Variego
Directores de Innova Opinión Pública