Medida de fuerza de marítimos puso en vilo al comercio exterior

Una decisión gremial de “trabajo a reglamento” pone contra las cuerdas al comercio exterior de la Argentina. Fue tomada por el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (Somu) a partir de las cero hora de este jueves 31 de enero tras finalizar el período de conciliación dictado por el Ministerio de Transporte de la Nación.

El trabajo a reglamento consiste en acotar la jornada laboral a sólo seis 8 horas. Por el tipo de actividad -como si fuera el caso de un hospital- se descalabra toda la gestión. El Somu representa al personal de marinería y maestranza, que incluye marineros de cubierta y máquinas, cocineros y personal de cámara.

El conflicto estalló en el marco de un intento de mejorar la competitividad del sector agroexportador, revisando los convenios laborales, Las cámaras patronales llegaron a un acuerdo con los capitanes, que accedieron a fexibilizar las condiciones de trabajo y a cambio recibieron un incremento salarial del 45%. Al Somu, que dijo no estar dispuesto a aceptar modificaciones en el convenio laboral le ofrecieron sólo un 30% de aumento, y a partir de allí ardió Troya. 

La Federación de Empresas Navieras Argentinas (Fena) entendió que el “trabajo a reglamento” es un “paro encubierto” e intimaron a los marineros a retomar su horario de trabajo habitual para permitir el normal funcionamiento de las embarcaciones y evitar desabastecimiento de combustible y paralización de los puertos. Y ante la negativa se produjeron despidos. 

La parálisis no sólo afecta a buques de cabotaje. Al interrumpirse el servicio de remolcadores los grandes buques extranjeros que transportan las exportaciones e importaciones locales ven afectada su operatoria al no contar con los buques auxiliares que colaboran en las maniobras de entrada y salida de los distintos puertos.