Lideró una diversificación poco convencional en el agro

No está muy acostumbrada a realizar entrevistas, pero reconoce que el salto que dio su empresa este año la impulsó a levantar el perfil. Micaela Gutiérrez -de ella se habla- es la presidenta de Grupo Hathor, una firma santafesina tradicionalmente vinculada a la producción agropecuaria, pero que en el último tiempo diversificó inversiones y se metió en el negocio hotelero. En septiembre pasado fue noticia al quedarse con un cinco estrellas en Córdoba, sumando así el tercer eslabón de una cadena que ya tiene presencia en Entre Ríos y Mendoza.

“Desde que ingresé en el 2002 nunca hemos estado tranquilos. Somos una compañía muy inquieta, ese es nuestro principal espíritu”, le dice Gutiérrez a Punto biz desde su oficina en Santa Isabel, ciudad que la vio nacer y que solo abandonó durante su etapa universitaria. Se mudó a Rosario para estudiar Ciencias Económicas y se recibió de Contadora Pública Nacional al mismo tiempo que un peso dejaba de valer un dólar, abriendo un gran abanico de oportunidades para las localidades de la pampa húmeda. Con el título bajo el brazo volvió al pago chico a relevar oportunidades laborales y al poco tiempo ingresó a Hathor, que por ese entonces atravesaba una verdadera revolución tras desandar los primeros pasos en la exportación de maíz pisingallo.

La actual titular de la empresa recuerda esos días como de mucha convulsión y ritmo acelerado. “Arrancamos con 10 contenedores y al año ya estábamos en 100, fue un ritmo de crecimiento muy fuerte”, afirma, al tiempo que recuerda que sus primeras tareas tuvieron que ver con la gestión de los fletes y la relación con los despachantes del puerto. Una vez que consolidó el sector logístico fue trasladada al área de marketing y en 2010 -en un ascenso ciertamente vertiginoso- ocupó el cargo de presidenta. “A veces la gente me pregunta si siempre trabajo de esta manera, con este ritmo. Lo cierto es que es la única forma que conozco. No tuve otro trabajo y así me educaron, siempre pensando en cómo mejorar y buscar alternativas eficientes, con foco en los costos y en la austeridad, creemos que esta filosofía es aplicable a todos los negocios de la empresa”, cuenta.
 

Merced a esos objetivos, Hathor probó con otras actividades tras pegarla con el maíz pisingallo. Algunas siguen vigentes -como la importación de gelatina para grandes firmas alimenticias-, otras quedaron en el camino -la producción de cítricos- y están aquellas que dejaron una huella en el presente. La incursión en el mercado de arándanos fue la que abrió las puertas del negocio hotelero: “Viajábamos mucho a Concordia (Entre Ríos) y observábamos que no había alojamientos disponibles fuera de los tradicionales del casco céntrico. En el lugar había un polo productivo muy fuerte y además estaba en plena construcción la autovía de la Ruta 14. Toda esa combinación de factores fue lo que terminó generando el marco para dar un nuevo paso en esa estrategia de diversificación que tenemos desde la empresa”, explica.
 

Con ninguna experiencia pero mucha inquietud construyeron su primer hotel desde cero. Hoy el lugar -ubicado estratégicamente a 15 kilómetros de la ciudad- cuenta con 84 habitaciones distribuidas en singles, dobles, triples, cuádruples estándar, superior y suites. “La actividad es fascinante y muy atractiva, con cuestiones completamente distintas a las que siempre manejamos”, resume. 

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