Interrogantes aún sin respuestas en el procesamiento de Padoán

La orden de procesamiento dictada por el juez federal Claudio Bonadío contra el empresario santafesino Alberto Padoán presenta singularidades con relación a otros imputados en la megacausa de los cuadernos de las coimas.

El juez calificó a Padoán como “miembro de una asociación ilícita” y lo acusó por "haber ordenado las entregas de dinero por el grupo agroindustrial Vicentín" en dos oportunidades por un total de u$s 1.5M.

De la resolución de 127 páginas surge como un primer determinante los escritos del chofer Oscar Centeno, quien relató su paso en dos oportunidades (2013/2015) a retirar dinero en cajas de la cochera de un edificio en las que Vicentín tenía oficinas. Según el juez, "las  anotaciones referidas a las entregas de dinero atribuidas cuentan con un alto grado de detalle en todo lo referido a las circunstancias de tiempo, modo y lugar".

El otro indicio que tomó en cuenta Bonadío fueron las 42 llamadas que entre 2013 y 2015 hubo entre el celular de Padoán y el del recaudador Pedro Baratta, quien era la mano derecha del exministro de Planificación Federal Julio De Vido y recaudador de la supuesta asociación ilícita bajo investigación. Bonadío puntualiza en su escrito que una de esos contactos telefónicos se produjo un día antes de entregarse la segunda supuesta coima. El número telefónico del celular de Padoán "corresponde con el que se encuentra en una de las agendas secuestradas en el domicilio de Centeno", apunta el magistrado.

Con todo,  la acusación presenta puntos débiles. ¿Cuál fue el motivo que impulsó  a Padoán a desembolsar u$s 1.5 M? El desembolso de Techint fue admitido por directivos del grupo que lidera Paolo Rocca y explicado como una devolución de favores gubernamentales para poder terminar de cobrarle a la Venezuela de Hugo Chávez la expropiación de la planta de Sidor.  Y en los casos de coimas por obra pública aparecieron testimonios de arrepentidos que ocupaban cargos públicos como de directivos de cámaras empresarias que participaban del circuito de recolección de dinero. En su texto, Bonadío nada expresa acerca de la contraprestación que estaba en juego para darle entidad a una supuesta coima.

El juez refiere acciones de Padoán como brazo ejecutor de Vicentín, pero no pone sobre la mesa los eslabones vinculantes. Es cierto que Padoán es un referente histórico del grupo agroindustrial -del cual es accionista- pero dejó de pertenecer al directorio en 2003. El empresario fue durante los últimos años lobbista principal de Vicentín,  pero también arrimó aguas a industriales de Fisfe, chacareros de Corenosa y el mercado agroindustrial en general, a través de las presidencias de las Bolsas de Santa Fe y Rosario.

Determinar un circuito de dinero que conecte a Vicentín con Baratta por medio del Padoán es una tarea que Bonadío formuló pero hasta ahora no está en condiciones de responder. Prueba de ello es que -a diferencia de lo ocurrido con otras empresas de los cuadernos- el juez hasta ahora no enfiló contra ningún directivo de Vicentín.