Tiempos verbales monstruosos

La forma en la que conversamos abre o cierra posibilidades de gestión.

• ¿Y para cuándo podremos ver los resultados del proyecto?
• Estamos trabajando mucho en las tareas de la etapa 2.
• ¿Pero ya tienen una fecha definida para terminarlo?
• Estamos probando las versiones preliminares. Estimando los tiempos…
• ¿Y el presupuesto? ¿En qué grado está cumplido?
• Lo estamos sobrepasando.

Ahí está. Oculto entre las sombras del lenguaje elíptico y jabonoso. Camuflado entre el follaje de las palabras. Es pesado y nocturno. Si hasta nombre tiene de monstruo… Gerundio. Su pronunciación suena a hondonada, a contratiempo.

Su “fatality” más poderoso se despliega en la gestión de proyectos. Tiene la habilidad de extenderse, de estirarse asfixiando a su presa. Sabe copar actividades y engordar etapas. Tiene la habilidad de saltar ruidosamente por las escaleras de los Gantt expandiéndolos y tornándolos difusos.

Este monstruo tiene su hábitat en los bosques donde viven las conversaciones poco comprometidas. Con pocos depredadores naturales, su naturaleza intimida y confunde a quienes intentan atraparlo. Se oculta por igual en la complejidad técnica y, con comodidad, disimula su presencia entre los imponderables no gestionados.

Las armas para defendernos de él son contundentes y filosas: “Hice, completé, terminé.” Simple lenguaje concreto y sin grises.

*************

• Si hubiéramos empezado esto el año pasado a esta altura ya lo tendríamos en producción.
• Sin duda. Tendríamos que haber visto la necesidad a tiempo.
• Estoy de acuerdo. No deberíamos haberlo ignorado. Estoy seguro que ahora todo sería más fácil.
• Podríamos considerar mejor los riesgos durante este año.
• ¡De acuerdo! No deberíamos dejar que esto pase otra vez.

Piel iridiscente tiene este Pretérito Imperfecto Subjuntivo. Hipnótico, complejo. Es capaz de llevarnos a una ensoñación cálida en la que son posibles realidades maravillosas. Inventa hechos que nunca fueron y por ende sus consecuencias en el presente son solo imaginarias.

En sus ojos espiralados podemos regodearnos fantaseando. Ahí, su peligrosidad: seductora y paralizante.

El terreno en donde suele cazar es en el de la gestión por objetivos. Atrapa su presa entre los más creativos. Usa su capacidad de imaginar el futuro pero la dobla hacia el pasado. No los daña inmediatamente, los arrastra… incluso intenta con más de uno en la misma redada.

Solo basta un poco de agua fría en la cara para despertar. Las decisiones del pasado no pueden revertirse, sin embargo, hoy es el pasado de la próxima reunión. Poner la creatividad hacia adelante y la objetividad hacia el retrovisor. Simple, maduro, profesional. Eso es todo lo que requiere este monstruo para ser desenmascarado.

**********

Una vez me dijeron que las organizaciones son redes de conversaciones. Moldearlas es un ejercicio sutil pero transformador.