Cuatro razones para perder el miedo a fracasar

Los miedos más frecuentes en el mundo laboral y algunas sugerencias para enfrentarlos. 

#1. El miedo detrás del miedo

Temer al fracaso no siempre significa tener miedo de equivocarse; muchas veces, detrás de esa primera capa lo que en realidad ocultamos es un temor a perder la aprobación o el respeto de los demás. Si este es el caso entonces quizá deberías preguntar qué tanta importancia tiene lo que el resto de los demás diga, ¿por qué permites que una opinión externa te afecte tan severamente? Acepta la crítica constructiva y sigue adelante. Recuerda que incluso cada error es una oportunidad para aprender y que sólo estando en movimiento serás capaz de evolucionar.

#2. Fuera de lugar

La inteligencia emocional es sumamente valiosa en las relaciones laborales justamente porque nos enseña a dominar todas esas sensaciones y sentimientos que representan un obstáculo para nuestro crecimiento. Cuando dejas que el miedo al fracaso gane, es muy fácil que éste temor se convierta en tu prioridad y que sin darte cuenta, pierdas el objetivo de tu trabajo. Por eso, es muy importante que antes de concentrar toda tu atención en no equivocarte, centres tu energía en la meta que quieres alcanzar y en los pasos que das hacia cumplirla.

#3. Equivocarse no es perder

A lo largo del camino habrá muchos elementos que no puedas controlar. Por eso debes comprender que equivocarte, no necesariamente significa que has fracasado, al contrario, significa que ahora sabes una manera más de no hacer las cosas y que cuentas con mayor conocimiento para actuar correctamente y conseguir tus metas. Si en tu camino cometes alguna falla, no te preocupes, no te desmotives y no acumules frustración. Al contrario, sigue adelante y pronto te darás cuenta de que este tropiezo, te ha hecho más fuerte.

#4. Tú eliges

Si bien muchas situaciones pueden salirse de tu control, al final de cuentas eres tú y sólamente tú quien puede elegir cómo reaccionar en los momentos adversos. Puedes tropezar, puedes caer, puedes lastimarte, pero sólo tu propio impulso puede levantarte nuevamente para aprender y seguir adelante. La forma en que enfrentas tus errores es una decisión personal y puedes elegir aprender de ellos y quedarte en la lona y seguirte lamentando.