De Europa a Rosario: dos amigas le pusieron la tapa a un negocio gourmet

Allí donde las distintas culturas y tradiciones se entrecruzan, muchas veces surgen oportunidades para fusionar lo mejor de cada una en una síntesis superadora. Este es el caso de Serendipia, un delivery de tapas nacido del encuentro entre tres amigas, una francesa, una española y una argentina, que encuentra su identidad en lo multicultural.

“Empezamos el año pasado, haciendo tapas con una amiga española. Más adelante convocamos a Juli, que tenía experiencia en gastronomía. Las tapas son pequeñas porciones de distintas cosas, como sandwichitos, canapés y empanadas, y la idea es poder probar una de cada una”, explica Natacha Ferrer, una de las emprendedoras a cargo de Serendipia.

Ferrer es oriunda de Lyon, ciudad francesa reconocida por su gastronomía. Hace unos años, la joven decidió dar un giro a su vida y se mudó a Rosario para estudiar Comunicación Social en la UNR. Allí conoció a la española Elisa Alarcón y a la argentina Julieta Sosa, con quienes fundaría su emprendimiento. “Siempre me gustó la cocina. Cuando era chica veía el canal Gourmet. En 2013 me presenté a un concurso del Gato Dumas y lo gané, lo cual me permitió estudiar en su academia un cuatrimestre. Después terminé mi formación de cocinera profesional en la Escuela de Arte Gastronómica”, recuerda Sosa.

“Este año nos dedicamos a darle forma a esto de la cocina multicultural. Eli se volvió a España, pero nos dejó varias recetas. También tenemos la herencia francesa y un toque bien argento”, dice Sosa y puntualiza: “Nuestra propuesta es un menú de tapas por $150 que cambia cada fin de semana. Algunas de las tapas que puede incluir son pam tumaca, una receta española, empanadas de ratatouille, champiñones rellenos, mini hamburguesas de carne o de lenteja y tapenade”. Con este menú, las emprendedoras buscan posicionarse como una opción para comer en grupo, para las reuniones familiares o de amigos, que son un ambiente relajado ideal para compartir unas tapas. Además, Serendipia cuenta con una línea de productos freezados que incluye empanadas, hamburguesas de carne o de lentejas, panqueques y canelones. Los pedidos se pueden hacer online, a través del Facebook de Serendipia.

“Buscamos bajar lo gourmet a lo cotidiano”, afirma Sosa. Las estudiantes de comunicación entienden la gastronomía como algo más que solo comida: para ellas se trata de una parte muy importante de la cultura. Es por esto que las emprendedoras le dan a Serendipia una vuelta social. “Tratamos de mantener una ética de trabajo basada en la economía popular. Compramos toda la materia prima que podemos a pequeños productores locales y trabajamos con una huerta solidaria que nos provee. Así podemos asegurarle al cliente algo rico que también es orgánico”, explica Ferrer.

Pero Serendipia no sólo tiene mucho para dar, sino también grandes ambiciones. “Queremos seguir desarrollando estos sabores que son poco usuales, agridulces, con especias de afuera. Nos gustaría poder recomendar también una bebida para cada menú. Otra idea que tenemos es que esto se convierta en una cocina nómade, poder llevar, por ejemplo, a un centro cultural, una noche temática de Serendipia, aportando la comida y organizando un espectáculo”, dice Sosa, y concluye: “Queremos generar una simbiosis donde se beneficien tanto los clientes y los productores como nosotras”.