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Gestión

Arriba el telón

Es escribano, poeta y mantiene viva la gloria de un emblema de la ciudad

Por Redacción

Amante de la literatura, Guido Martínez Carbonell es el encargado dar brillo a la obra que el mismo considera “majestuosa”.

El teatro “El Circulo” no tiene nada que envidar a las majestuosas salas de los principales teatros del mundo. “Es una obra de arte en su totalidad”, lo describe orgulloso su gerente y el responsable de que esa obra hoy pueda seguir siendo exhibida.

Desde 1948 la Asociación “El Círculo” adquirió el inmueble con el fin de evitar su demolición por problemas monetarios. Fue así como la histórica Asociación de la ciudad, nacida en 1912, compró el teatro para administrarlo, darle su nombre un año después y devolverle la gloria perdida.

En la actualidad, el encargado de mantener esa llama encendida es Guido Martínez Carbonell, un escribano rosarino que no dudó en seguir los pasos de su padre y desde hace poco más de 30 años gerencia ad honorem la emblemática esquina de Laprida y Mendoza.

Es su casa se respiraba arte, compartía la mesa con artistas visuales y caminó con su padre los largos y misteriosos túneles del teatro. También vivió las vicisitudes y todos los obstáculos con los que su padre tuvo que luchar durante su presidencia hace 35 años cuando “El Círculo” al borde de la quiebra.

“Cuando mi padre lo gerenció hace unos 35 años, el teatro estaba en muy mal estado, tanto en la parte edilicia como en la programación y las actividades culturales. Así que él con un grupo de personas hicieron una tarea importantísima de reordenamiento. Tuvieron que resolver juicios, pagar deudas y arreglar los techos, para poder evitar su cierre”, contó Guido en diálogo con Punto Biz.

De esa manera, el emblemático edificio cultural fue tomando forma y con la continuidad familiar, fue recuperando su esplendor. “Yo fui primero tesorero, luego vocal y hace más de 30 años, continué con la gestión de mi padre. En ese momento nos avocamos a la tarea de ir recuperando distintos sectores, como los baños por ejemplo y sectores con peligro de derrumbe. La primera obra importante fue el arreglo de todos los baños con un subsidio del Fondo Nacional de las Artes y así después seguimos con tareas como el cambio de sistemas anti incendios, la construcción del ascensor, una serie de trabajos que se fueron haciendo a lo largo de estas tres décadas”, continuó.

Además, Martínez Carbonell recuperó lo más preciado del teatro, las actividades culturales, y de a poco se fueron diagramando programaciones propias con abonos y la creación de la ópera de “El Círculo” que ya funciona desde hace más de 20 años junto con la Sinfónica de Rosario.

Si bien su actividad principal es la escribanía, Guido asegura que el manejo de la institución es un trabajo “full time”. “Lo vivo paralelamente, pero es un trabajo de tiempo completo en el que hay que estar siempre atento. Sobre todo, la actividad cultural que es la que lleva más tiempo. Hay que ocuparse de las escuelas, los empleados, el bar que está en el interior del edificio y las vinculaciones que uno debe mantener para poder llevar adelante todas las actividades. Si bien hay lleva tiempo, es una gran satisfacción espiritual”, describió.

El escritor está casado, es padre de tres hijos y recalcó que no dudaría en aconsejarlos para que sigan sus pasos y consideró que, en este caso, lo espiritual pesa más que lo material.

“Todas las satisfacciones que me han dado conocer a diferentes artistas y el intercambio con los referentes de los principales teatros del mundo a lo largo de estos años, me ha dado una experiencia cultural importantísima, de mucho valor y que me va a acompañar toda la vida”, expresó.

El Círculo forma parte del selecto grupo de teatros de ópera antiguos del país, junto con el Colón y el Libertador San Martín de Córdoba. Incluso el de Rosario fue construido antes que el de Buenos Aires. Ya que El Círculo finalizó su construcción en 1904, mientras que el Colón data de 1908. Aunque el más antiguo de los tres es el de la capital cordobesa, que se inauguró en 1891.

“Cuando uno va al teatro, solo ve la sala principal, pero es el 25 por ciento de él, en el teatro hay muchos salones donde trabajan las escuelas de comedias musicales, están las distintas salas donde hacemos ciclos de artes visuales, música y ciclos de conferencias. También, hay visitas guiadas para turistas y está el Museo de Arte Sacro en las catacumbas. Es una actividad multidisciplinaria y todo ello está abierto al público”, detalló y se jactó: “Es una obra de arte en su totalidad”.

Actualmente la esquina de Laprida y Mendoza se encuentra en su máximo esplendor. Ya recuperada de una inactividad obligada que duró un año debido a la pandemia del coronavirus, “El Círculo” reabrió sus puertas en el mes de febrero con majestuosos conciertos, parte del Ciclo de Verano de la Asociación Cultural El Círculo.

 

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