De lavacopas a protagonizar la renovación de un clásico con mucha historia

Fernando Santarelli es la tercera generación al mando del Comedor Balcarce, un clásico con 60 años de historia que bajo su mando en los últimos tiempos protagonizó una renovación que atrajo al “vómito” a nuevas generaciones.

“Cuando tenía 8 años mi vieja me levantaba y me ponía encima de un barril para que alcance la bacha y me hacía lavar las copas.” Desde muy chico Fernando comenzó su recorrido por el icónico bodegón situado en la esquina de Balcarce y Brown. “Pasaron miles de cosas desde que era chico”.

Aciertos y desaciertos fueron marcando los 35 años de vida de Fernando. Aunque recalque el hecho de no siempre haber estado dispuesto a seguir con el negocio familiar, él recuerda su paso temprano por el lugar con mucha nostalgia. En su adolescencia no quiso saber nada sobre legar lo que su padre y su abuelo habían construido y mantenido. En palabras de Fernando: “fui un rebelde, lo típico de un adolescente de 16 años”. Pero aun con eso y con vocaciones diferentes en la cabeza, siempre supo que tarde o temprano tomaría la posta que alguna vez su viejo también tomó.

Pero esto no significa que Eduardo Santarelli haya dejado para siempre el rubro sino que pasó a estar tras bambalinas, observando todo, haciendo un seguimiento de su hijo y apoyándolo en las decisiones que durante 15 años Fernando comenzó a tomar sin antes haber estado en el negocio gastronómico.

Su padre fue y sigue siendo parte del Comedor Balcarce, por ende, aún sigue residiendo allí. “Mi papá ya tiene 77 años pero todavía sigue estando activo y es parte del Comedor Balcarce. Vive ahí, no puedo sacarlo”, comentó Fernando entre risas. Le tomó un tiempo pero la visión que Fernando tenía se comenzaba a plasmar frente a él: con ayuda y tutela de su padre, más los consejos de gastronómicos amigos, pudo llevar por buen rumbo el negocio familiar que su abuelo Segundo comenzó en 1961.