Tras el paro, llegó la calma a la Bolsa, pero con heridas

En el primer día de operaciones en normalidad luego del extenso conflicto paritario aceitero el mercado de granos tuvo ayer una importante recuperación (tanto en volumen como en diversidad de ofrecimientos escuchados), pero tampoco fue tanta la actividad como la que los operadores anticipaban en la previa. “En operaciones a precio firme se estiman negocios por alrededor de 100.000 toneladas, a las que se suman las fijaciones de mercadería ya entregada que tuvieron un volumen también significativo”, señala el informe de la Bolsa de Comercio de Rosario. La mayoría de las fijaciones se hicieron en torno a los $1.850, pero también –temprano- se tomaron a $1830.

¿Por qué las fijaciones fueron muchas pero no una avalancha luego de varios días en que los compradores se habían retirado del mercado a raíz de que la huelga cortaba el circuito financiero? Es que, precisamente, el productor (luego de haber buscado por otra forma, no si consto financiero extra, hacer frente a los compromisos de pago que tuvo las últimas semanas) decidió no rifar la soja y busca cobrarla lo mejor que pueda la mercadería entregada. Y si bien los precios que dieron los compradores para fijar fueron incluso mejor a lo esperado (se esperaba hasta $1750), una vez acomodado lo que necesitaba, el productor se mostró cauteloso. Una cautela “fijadora” que, precisamente, fue mayor a la que necesitaban  algunos intermediarios (corredores, acopiadores) para inyectar fondos a sus propias cadenas de pago para hacer frente a cheques que debían levantar.

Lo cierto es que la vuelta a la actividad –sin corridas “fijadoras”- aflojó las tensiones entre las partes y ayer ya no hubo tantas caras largas en el recinto de la Bolsa, una baja de decibeles en las relaciones que incluso ya se palpaba el sábado a la noche en la cena aniversario del Banco de Alimentos Rosario de la que participaron muchos exportadores y corredores. Pero –pese a que volvió la tranquilidad- quedó mucho mar de fondo. Y si bien está todo ok por el carril de las relaciones institucionales (Bolsa, Centro de Corredores, Ciara-Cec)  quedaron -por lo bajo- algunas heridas abiertas entre los actores.

Por el lado exportador y aceitero están quienes se lamentaron de que los corredores no se solidarizaron tanto por el conflicto que atravesaron (que era el culpable de la parálisis financiera) y parecían más preocupado por los cheques que debían levantar. Incluso están los que señalan que –en verdad- el problema por no haber fijaciones no era de los productores sino de muchos de los corredores  que necesitaban cubrir sus cheques por adelantos y prestamos y quisieron involucrar a los productores para calentar el ambiente. Es más, molestó también que algunos deslizaran que podrían llevar a sus comitentes a que denuncien en Cámara Arbitral la falta de fijaciones  y no gustó tampoco que el tema e haya filtrado a la prensa. Por el lado de los corredores, también están los que siguen pensando que hubo  compradores que sobre actuaron al no tomar fijaciones (sobre todo al principio del conflicto, porque luego algunos fueron aflojando en la medida de los posible) tomando así de rehén a toda la cadena de un conflicto paritario entre aceiteros. También, y como siempre ocurre una vez que todo vuelve a la normalidad, hubo ahora “arrepentidos” de uno y otro sector que hicieron su propia autocrítica sobre cómo se manejaron en el conflicto.