El sistema de "boleta única" tensa la gobernabilidad y dificulta lectura del mensaje de las urnas

Si los resultados de las internas de ayer, contabilizados el 98% de los sufragios, que daban al PRO ganador contra el Frente Progresista se repiten en la elección general del 14 de junio, Miguel del Sel se convertiría en gobernador de Santa Fe respaldado por 481 mil votos, pero no tendría ningún senador propio y apenas contaría con una ínfima cantidad de diputados provinciales ya que en esa categoría, con 188 mil votos, quedó por paliza abajo del socialismo que, de la mano de Antonio Bonfatti logró 641 mil, y del kircherismo, que sacó 307 mil.

En definitiva, emergería un escenario de fragmentación que sería todo un desafío para la gobernabilidad de la provincia que también le reduciría el margen de maniobra al Poder Ejecutivo para hacer cambios. Del Sel quedaría incluso en una situación política más ajustada y débil de la que vivió Bonfatti, quien si bien no tenía mayoría en Diputados su lista salió segunda y no tercera como ahora el PRO y además contaba con senadores propios.

A esta situación se llega por la combinación de un viejo sistema de reparto de cargos en Diputados pensado para asegurar la gobernabilidad (el que gana se lleva 27 diputados, y los 24 restantes se dividen entre todos los partidos que perdieron) con el nuevo sistema electoral de boleta única que desacopla los candidatos por categoría quebrando la identidad de un grupo político como bien quedaba expuesto en el viejo sistema de boleta por partido.

Lo que pasó en Diputados se repite en otros rubros. En Rosario, Roberto Sukerman ganó la interna del Frente para la Victoria para intendente con el 60%, pero su candidato a concejal salió cuarto con el 8%.  

Precisamente, además, dentro de una interna abierta, usar este sistema de boleta única también hace más difícil interpretar el mensaje de las urnas. ¿Se puede hablar de que el triunfo de Del Sel fue por el voto castigo a la gestión del socialismo en la gobernación, por ejemplo por la insoportable inseguridad, cuando el gobernador fue la persona más votada de toda la provincia? Lo mismo para Rosario: ¿se puede decir de que Anita Martínez tuvo más votos que Fein por el  voto castigo al socialismo por la mala administración cuando sus candidatos a concejales y senador departamental son, por lejos, los más votados?

De eso se ancla ahora la estrategia oficialista para acomodar la campaña, pero lo cierto es que buena parte de la responsabilidad del resultado y de la poca claridad del mensaje de las urnas lo provoca la boleta única, que (en un marco de desconcierto sobre qué se vota, como fue ayer) provoca que la “cara conocida” (y el buen MKT político) tenga más chances de ganar, ya sea Bonfatti, del Sel o Anita.

Pero la Boleta Única tuvo ayer mismo sus defensores. Y no de un candidato ganador o de los que vienen de la tele y el show, que serían en una primera lectura los beneficiados, sino de una dirigente política de pura cepa como lo es la concejal María Eugenia Schmuck, que ayer sacó el 26% de los votos en la interna dentro del Frente Progresita para renovar mandato. “En algún punto es más democrático. Candidatos nuevos como nosotros no tendríamos posibilidades de competir en el marco de estructuras partidarias vetustas con dirigentes enquistados en el control”, resaltó.