Necesita con urgencia un "Procrear" provincial

El plan habitacional “Mi Tierra Mi Casa”, por el cuál el gobierno provincial urbaniza lotes suburbanos que luego vende a precios subsidiados, es una de las más acertadas gestiones del gobierno de Antonio Bonfatti para la clase media con recursos ajustados. Pero necesita cuanto antes una suerte de plan hipotecario “ProCrear” provincial para que el resultado final sea como se proyectó: que más ciudadanos tengan casa propia.

¿Qué pasó? En plena campaña hay dirigentes de la oposición que empezaron a tomar nota de las quejas de algunos beneficiarios, sobre todo del loteo Avellaneda Oeste que es el de corte más popular, por la imposibilidad de construir sus casas ante la falta de los prometidos créditos del Banco Municipal. Pero más allá del aprovechamiento electoral o el real interés de la oposición por buscar una solución, lo que emerge a la luz pública es un duro escollo que no parece tener salida, al menos por ahora.

En efecto, “Mi Tierra Mi Casa” es un programa de acceso a terrenos totalmente innovador porque apunta a resolver el déficit habitacional no por medio del asistencialismo sino facilitando la compra de un lote. Hoy, con 53 mil pesos se puede comprar un lote de 200 m2 en Avellandea Oeste totalmente urbanizado (calles, alumbrado, agua, luz, papeles en orden) a pagar con un anticipo del 25% en efectivo y el resto a cinco años a tasa fija en pesos. No hay por lejos en el mercado algo tan accesible.

Formalmente, ahí termina el alcance del plan. No obstante, la Secretaría de Hábitat firmó un convenio con el Banco Municipal para que, con boleto en mano, los adjudicatarios del lotes puedan obtener un préstamo de condiciones de pago accesibles para la compra de los materiales para construir. El monto arrancó en los $100 mil y ahora está en los $200 mil. Para tener una idea, $200,000 era el costo calculado para los materiales del prototipo de casa de dos dormitorios que diseño el gobierno

El primer problema es que la aprobación de la carpeta es atribución del Municipal y es ahí, donde los usuales criterios bancarios pesan más que tener un lote, y por eso las carpetas no se aprueban. Pero no sólo es eso, sino que obteniendo $200 mil necesitan al menos una cifra similar (menor si el trabajo es por cooperativa) para pagar la mano de obra, con lo que acceder al crédito así como está sumaría pero tampoco alcanzaría.

Lo cierto es que la gente, de ingresos ajustados, puso todo lo que tenía para conseguir el lote en el plan “Mi Tierra, Mi Casa”, pero se quedó sin resto para construir, salvo que aparezca ahora un plan crediticio muy promocional porque el actual por papeles exigidos y montos ofrecidos no camina. No en vano, solamente en la zona de Rosario hay 1609 lotes del plan, pero sobran los dedos de las dos manos al contar las casas que ese están construyendo. 

En rigor, es el mismo camino al desaliento al que iban sectores jóvenes de clase media mucho más acomodada que habían comprado (en dólares, pero financiado) lotes en zonas de Funes y Roldán, pero que la llegada del plan Procrear (con facilidad de acceso, bajo costo y buen monto) salvó del destino de “sueño a futuro muy lejano" al que estaban destinados. Un envión crediticio que activó las construcciones particulares y que, eso sí, ahora por la inflación ya no es tanto. Es por eso que sólo con un cambio en las condiciones macro (menos inflación) o un plan “procrear” provincial para este sector se podrá terminar positivamente con el ciclo que inició "Mi Tierra, Mi Casa".