Dibujaron un proyecto y estamparon un negocio

Juan Schefer es un joven de 25 años que desde chico compartió con amigos y familiares su pasión por el dibujo. Sin embargo, siempre supo que vivir de eso no era algo fácil, e influido por su experiencia en trabajos textiles, tuvo la idea de llevar sus dibujos a prendas de vestir. Así, hace dos años, nació Karavaka: una tienda online que comercializa remeras estampadas con magníficos dibujos que Juan realiza desde hace tiempo junto a su padre, una tatuadora y un par de amigos que tiene en la costa. El negocio funcionó: hoy llega a varios puntos del país y el éxito los llevó a sacar una línea de ropa femenina con mucha onda.

“Mi viejo y yo habíamos trabajado ya en la industria textil y de ahí surgió la idea de plasmar los dibujos en remeras. Quisimos buscarle una vuelta a la limitación que tienen los dibujos como negocio”, relató Juan a Punto biz. Usando los contactos que los Schefer tenían por esa experiencia, empezaron a traer telas para estampar desde Buenos Aires, sabiendo cómo y dónde elegir la mejor calidad posible para poder competir contra otros proyectos similares. Los amigos que Juan tenía Villa Gessell, además aportar sus dibujos para estampar, le ofrecieron su local de ropa para comenzar a vender las primeras producciones.

El resultado son remeras de gran calidad, en distintos colores y tamaños, cuyo principal rasgo es su despliegue gráfico y artístico. Los dibujos de los distintos modelos, algo sombríos, incluyen cuestiones relacionadas a lo naval (anclas, seres marinos), lo místico (ángeles, seres legendarios) y lo medieval, entre otras cosas, con un estilo particular bastante definido, siguiendo una línea. Pero el iniciador del proyecto aclara que eso no fue una búsqueda: “Nuestra influencia está cercana a la música, al mundo del rock, pero no puedo profundizar mucho más sobre eso”, explica. “Básicamente tratamos de hacer algo que pueda venderse, sin dejar de disfrutar haciendo y dibujando lo que siempre nos gustó”.

Los productos de Karavaka se venden online a través de su web, que tiene un catálogo enlazado a un espacio exclusivo en Mercado Libre. “Empezamos sin saber cómo se manejaban las cuestiones por internet, pero terminamos vendiendo por mayor y menor a todo el país. De repente estábamos mandando a Neuquén, La Pampa, Río Negro, todo tipo de cantidades”, cuenta Schefer. El emprendimiento llegó de esa manera a muchos locales de la Argentina, incluyendo Rosario.

Por el desconocimiento y la falta de costumbre de la gente, Juan sabe que comprar ropa por internet aún no es algo muy común en nuestro país, pero cree que el buen recibimiento que han tenido se debe a las ilustraciones. “Los dibujos llaman la atención, distinguen lo que hacemos nosotros por sobre otros emprendimientos”, justifica.

Karavaka supo ampliarse con el tiempo, y no estancarse en las remeras. Aprovechando a otro miembro de la familia, Natasha Schefer, estudiante de diseño de indumentaria, la marca creó la línea Oldies but Goldies, sumando a su catálogo camisas, blusas, shorts y demás prendas enfocadas a la clientela femenina y así dándole una variante a la marca de ropa más elaborada.

Juan tiene un objetivo para el futuro: “El sueño es tener un local propio en la costa”. Busca instalarse allá, con los amigos que lo ayudaron desde un principio, y seguir enviando sus productos a todo el país. También piensa en un comercio en Rosario, pero la idea de irse a la costa lo mueve por otro lado: “Es allá donde el estilo de lo que hacemos cobra más sentido”.