Carnicerías Don Beef cerró siete sucursales y reestructura su negocio

Don Beef puso en marcha una reestructuración de su negocio, achicando a cinco el número de sucursales que en su mejor momento llegó a ser de doce. El cambio de esquema implica también poner más el foco en la venta de alimentos en general y ya no centrarse únicamente en la carne. Es que al continuo cierre de frigoríficos, que se tradujo en 10 millones de cabezas de ganado menos en el país en la última década, se le sumó la crisis de otro eslabón como es el de las carnicerías. ¿Cómo es la nueva estrategia de esta cadena boutique líder?

Era noviembre de 2001, pleno inicio de la crisis más grave de los últimos tiempos, cuando abrieron el primer local. Apuntando a un segmento medio alto que buscaba un producto de calidad, buena presentación y bajo el concepto de ofrecer “algo más” además de carne, Don Beef se lanzó al ruedo en Rosario. Al principio se ocupaban de toda la cadena, desde la generación del grano para la invernada hasta la venta al público, pero la estrechez del negocio de la producción se empezó a hacer sentir en 2009, y los llevó a dejar un eslabón y comprar directamente a productores. Por entonces también decidieron pasar de 100% ternera a 80%, completando el 20% restante con novillo.

Los ajustes le permitieron llegar a tener 15 bocas y lograr presencia en Funes y Roldán. Pero un lustro más tarde, la firma capitaneada por Daniel Cassinerio volvió a encontrarse con un contexto complicado. “La suba del precio del producto, unida a cambios de hábitos de consumo por cuestiones económicas, pero también socioculturales, redujo drásticamente el consumo de carne bovina, afectando a todo el sector”, dijo el empresario a Punto biz. A eso se sumó que el comercio minorista sufrió un fuerte aumento en los costos fijos, fundamentalmente en alquileres y sueldos, estrechando aún más la ganancia.

¿Qué hizo Don Beef frente a eso? “Decidimos concentrarnos en el negocio minorista de contacto, validando los locales con mayor inserción territorial y volumen de facturación que justificaran la operación”, explicó. En la práctica esto se tradujo en achicarse a tres locales en Rosario (Córdoba 797, Corrientes 491 y Alem 404) y mantener franquicias en Funes (Candelaria 2006) y Roldán (Sarmiento 982).

Pero como el hábito de compra también cambió para el que siguió comprando carne, optaron por incursionar en la venta de carne empacada. “Con clientes acostumbrados a la calidad, fue natural pasar a este formato que ofrece mejores garantías bromatológicas y mayor eficiencia en todo el proceso hasta la heladera del cliente, porque mejora mucho la vida útil de la carne”, sostuvo.

Por otro lado, si la marca siempre vendió 80% carne y 20% ese “algo más” (que incluía chacinados, quesos, fiambres y alimentos y condimentos en general), ahora la ecuación se invirtió. “Apostamos a ser el proveedor de confianza de alimentos en general, manteniendo la alta calidad de la oferta de nuestras carnes pero en el formato de autoservicio”, precisó Cassinerio.

“Todas estas medidas apuntan a adecuarnos a la demanda y conllevan el objetivo de sortear esta coyuntura de descenso del consumo y suba de costos, optimizando nuestros recursos humanos y materiales para seguir ofreciendo nuestro formato de negocio y esperar el momento oportuno para volver a crecer”, dijo respecto al futuro de la estrategia de negocios y aclaró: “Por el momento la cobertura del mercado se hace con estos tres locales propios y dos franquicias”.