Puerto Rosario: negocios, conflictos sindicales y vuelta de viejos temores

El puerto de Rosario seguirá hoy parado porque la empresa y el sindicato no arribaron anoche a un acuerdo en la reunión que el Ministerio de Trabajo de la Nación convocó en Buenos Aires.

Según reconstruyó punto biz, el sindicato de estibadores (Supa) puso condiciones para acatar la conciliación obligatoria que TPR rechazó de plano argumentando que recién cuando vuelva la actividad a los muelles se sentará a negociar.  Lo que sorprendió fue que pese a que la convocatoria a Buenos Aires había sido leída como una señal clara de que el gobierno quería encauzar el conflicto, la viceministro de Trabajo, Noemí Rial, no se mostró lo suficientemente dura con el gremio en el pedido que acate la conciliación, más cuando es la tercera al hilo que desconoce. Y ante la intransigencia del reclamo sindical (que se pasen a planta 150 operarios y se aumenten jornales) y la decisión de TPR de plantarse tras entender que el Supa le vive corriendo permanentemente el arco con las exigencias, el puerto seguirá hoy parado. Y no hay agendadas nuevas reuniones.

El riesgo es que si se extiende el parate (que ya lleva dos semanas) sobrevuela la sombra de un fuerte ajuste de personal (según el SUPA la mitad de los 600 trabajadores) y las demoras en el pago de sueldos, más aún cuando el gremio ya anunció que no aceptará que la empresa tome un nuevo Procedimiento Preventivo de Crisis (el vigente venció el 30 de septiembre), lo que según el SUPA permite a TPR ahorrar $50 M al año.

Lo cierto que la irrupción ayer del SUPA en el congreso por los 20 años del Enapro, que finalmente se tuvo que suspender por “no poder garantizar la seguridad”, según dijo el propio titular del ente, Ángel Elías, generó un daño terrible a la imagen del Puerto de Rosario ante la comunidad portuaria nacional e internacional que asistía al evento. Y de la lectura que hacían los empresarios del sector en los pasillos del fallido evento y a la noche en la cena que sí se mantuvo se puede concluir:

x) Que el conflicto genera un daño terrible para el puerto por la pérdida de cargas (Zárate es el gran ganador) ya que el negocio que se va es muy difícil volver a traerlo, más aún cuando todavía se está queriendo reconquistar cargas perdidas por los conflictos y deficiencia del servicio de las pasadas administraciones. 

x) Que Vicentín, accionista mayoritario de TPR, no se va del puerto, como alimentaron ayer rumores que emparejaban su situación con la de Ictsi. Todo lo contrario está decidido a mantenerse firme. Y, pese a que es cierto que los socios minoristas (los chilenos de Ultramar) no pueden creer la falta de decisión política del gobierno de poner en caja al gremio, también siguen alineados en TPR.

x) Que sobrevuela la sombra del abogado laboralista Juan Carlos Lombardi, histórico asesor del Supa, como el cerebro de este reclamo sindical que es visto como punta de lanza para lograr otros negocios en el puerto, como obtenía el gremio en tiempos de Guillermo Salazar Boero. Es que Vicentín barrió el “loteo” de negocios que hacía Salazar en los muelles (no sólo con el Supa) y lo reemplazó con contratos de tercerización a empresas del palo (como el caso de Milisenda), a imagen de los grandes puertos cerealistas. Y luego de permanecer un tiempo acobachado esperando que la empresa se recupere del desastre de la caída de Salazar y hunda inversiones, lo que quiere el mentor jurídico del gremio es volver a ocupar negocios en el muelle y por eso presiona con los reclamos sindicales.