Un frigorífico entró en problemas y las balas pican cerca

El grupo alimenticio brasileño BRF negocia el despido de casi 200 trabajadores de la argentina Quickfood, en el marco de un procedimiento preventivo de crisis.
 

Los 200 trabajadores se desempeñan en la planta que opera en la localidad bonaerense de Baradero, pero la compañía cuenta con sus instalaciones principales en San Jorge y otro emplazamiento en Arroyo Seco, ambos dentro de la bota santafesina.

BRF, que entre otras controla las marcas de hamburguesas Paty y Good Mark,  gestiona la apertura de un procedimiento preventivo de crisis para poder encarar un plan de reducción de personal y de actividades en ese establecimiento. La intención de la firma es la de despedir a 200 de los 450 operarios de la planta, y eliminar uno de los turnos de producción de salchichas.

Según el descargo de la firma que controla dos tercios del mercado de hamburguesas en el país y un tercio del mercado de salchichas (marcas Vieníssima y Hammond), los balances vienen sufriendo fuertes pérdidas y opera con patrimonio neto negativo. A través del procedimiento de crisis las empresas quedan habilitadas a despedir o suspender personal pagando menores costos.
 

BRF le ha venido girando fondos a su controlada local para sostener sus actividades y evitar su quiebra. El último giro fue en noviembre pasado, por u$s49,7 millones mediante una oferta de aporte de capital en forma irrevocable y a cuenta de futuras suscripciones de acciones. Para el grupo controlante, los problemas se vienen generando por los "fuertes incrementos" en el precio de los principales insumos causada por un doble efecto.

Por un lado, una devaluación del tipo de cambio del orden del 40% que ocurrió tras la asunción del gobierno de Cambiemos en diciembre de 2015, y por el otro, la quita y reducción de las retenciones y cupos a la exportación de commodities agrícolas, como por ejemplo, del maíz y la soja.

Según consta en el informe enviado a la CNV por Quickfood, "la compañía se vio limitada en sus posibilidades de trasladar en lo inmediato a los precios domésticos esta importante suba de costos, dado el contexto de una demanda contraída en el mercado interno, el cual representa el 80% de las ventas aproximadamente".

El crudo panorama de situación que plantea la firma hace ruido en Santa Fe, donde Quickfood controla dos plantas industriales, la de San Jorge para manufacturar hamburguesas y la de Arroyo Seco que procesa vegetales congelados.

Dentro de este contexto cabe remarcar algunas cuestiones puntuales:

1- La decisión de Quickfood opera a contramano de lo que hacen otros competidores nacionales del rubro, como Paladini y Rafaela Alimentos, que están protagonizando procesos de inversión en Villa Gobernador Gálvez, Casilda y Rafaela.

2- BRF está inmersa en un gran escándalo en su país de origen, Brasil, por la venta de carne adulterada con destino a los mercados de exportación. Es un escándalo que se desató a principios del año pasado e involucra a altas figuras del gobierno del vecino país. 

3- La situación ruinosa de la compañía contrasta con las decisiones previas de inversión, como las que determinaron una ampliación de la planta de Baradero en 2015 y otro incremento de la capacidad instalada en San Jorge en 2016.

4- BRF afronta en Baradero la presencia de un sindicato hostil, que lleva a pensar en una decisión empresarial al estilo Pepsico, que el año pasado cerró su planta en Florida y concentró operaciones en Mar del Plata.