De un pequeño local de viandas a una cadena de comida saludable

En pleno siglo XXI, la ama de casa que cocina para su familia va quedando cada vez más obsoleta. Debido a los cambios culturales de la vida moderna, pocas personas tienen tiempo de preparar la comida todos los días, especialmente los platos caseros como los que servían las abuelas: ahora todo es hamburguesas congeladas y puré instantáneo. Esta fue la situación que observó Cecilia Sosa y que la llevó a emprender, en 2008, su propia marca de viandas: Isabel Cocina. Hoy, la empresa de nueve años de trayectoria cuenta con tres locales de venta en Rosario y proyecta abrir tres más en el transcurso de 2017.

La emprendedora recuerda que abrió su primer punto de venta junto a Pablo Calore, en Pichincha. “Era un pequeño local de viandas. Después en 2012 abrimos el segundo en 3 de febrero y Balcarce. En 2015 pusimos una cocina centralizada, y en 2016 fuimos por el tercer local, en San Lorenzo entre Mitre y Entre Ríos”, detalla.

Para Sosa, el éxito de su negocio se debe a su premisa: la comida rápida no tiene por qué ser chatarra. Con este concepto, las viandas de Isabel se parecen a los manjares caseros de las abuelas de antes: desde pastas caseras hasta torrejas. “Todos los días tenemos varios menús, hay opción vegetariana, algo con carne, ensaladas, woks, canelones, ñoquis, milanesas, pastel de carne, omelettes y empanadas”, enumera. En invierno, la carta se renueva e incluye estofados y guisos.

Este año, Isabel Cocina va por todo y planea abrir tres locales más. “Todos nuestros negocios están en puntos estratégicos de Rosario. Ahora en marzo vamos a abrir en Rioja entre España e Italia. También estamos por licitar un lugar en el Mercado del Patio, y para el segundo semestre queremos abrir uno en Puerto Norte”, explica Sosa.

Pero la ambición de la emprendedora no se termina ahí: en el próximo mes incorporarán nuevos servicios al local de Callao y Güemes. “Vamos a tener cafetería con postres y extender el horario de apertura hasta las 21”, anuncia orgullosa, pero con humildad y concluye: “Todos los días le rezo y doy gracias a San Cayetano por estos 9 años de trabajo continuo”.