Bayer y Monsanto se reunieron con Trump por una fusión que impactará en Argentina

Esta semana, a pocos días de la asunción de Donald Trump como presidente de EE.UU., su oficina de prensa informó que el magnate recibió a los máximos ejecutivos de Bayer y de Monsanto, quienes (en línea con lo que hicieron otras grandes corporaciones de distintos sectores, como Walmart o General Motors), anunciaron fuertes inversiones en ese país y la creación de miles de puestos de trabajo, siempre que el nuevo Gobierno les apruebe la fusión que tienen pendiente, y que tendrá un fuerte impacto en la Argentina.

Justamente, unos días antes, el CEO de Monsanto, Hugh Grant, dijo en una teleconferencia con inversores que ve una muy buena perspectiva para este año en la relación con el Gobierno argentino, con el que tuvo fuertes disputas en la primera parte de 2016 en relación al pago de regalías por sus desarrollos biotecnológicos incluidos en la semilla de soja, que ahora está en debate en el Congreso como parte de una nueva Ley de Semillas.
 

Lo que está pasando con las grandes empresas de semillas y agroquímicos, que están en un amplio proceso de fusiones en el mundo, tiene un fuerte impacto en la Argentina. Por eso, es muy importante la reunión que mantuvieron los CEO de Bayer, Werner Baumann, y Grant, de Monsanto, con Trump, cuyo Gobierno será, a partir de este viernes, el encargado de dar el visto bueno (o no) a la unión entre estos dos gigante de la agroindustria global.
 

Baumann y Grant le prometieron al mandatario que la nueva compañía no despedirá personal en EE.UU., sino que invertirá unos 8.000 millones de dólares y que creará 3.000 nuevos puestos de trabajo. Ambos ejecutivos analizaron con Trump detalles de la compra de Monsanto, por la que Bayer aceptó pagar unos 57.000 millones de dólares. 
 

El nuevo presidente ha sido crítico de otras fusiones, pero no emitió ninguna opinión sobre ésta. También esperando aprobación están otras dos grandes fusiones de la industria, la de Dow con Dupont y la de ChemChina con Syngenta.
 

La operación Bayer-Monsanto debe ser aprobada por las autoridades regulatorias de EE.UU. y de la Unión Europea. Ese “ok” es esperado en todo el mundo, incluyendo a la Argentina, en donde las oficinas de ambas compañías están llenas de ansiedad para saber qué pasará una vez que los acuerdos se conviertan en realidad.
 

La movida de las dos firmas con Trump intenta dar también una señal a los mercados financieros, ya que en las últimas semanas hubo quienes pusieron en duda que el nuevo Gobierno de EE.UU. aprobara la operación. Pero justamente en una teleconferencia con inversores, pocos días atrás, Grant, de Monsanto, dijo que la fusión debería estar finalizada antes de fin de este año, y que ya entregaron toda la documentación necesaria a la Casa Blanca y que en marzo lo harán ante la Unión Europea.

En ese encuentro, Brett Begemann, presidente mundial de Monsanto, destacó la importancia del mercado sudamericano para la compañía y, particularmente, indicó que resultó un paso adelante el acuerdo provisorio al que llegaron con el Gobierno argentino en la primera parte de 2016 para hacer análisis sobre la soja cosechada, que permitieran que la compañía le cobre a los productores que hayan usado sus tecnologías.
 

Además, dijo que están muy esperanzados en que la Ley de Semillas que está en debate en el congreso argentino permita establecer un marco regulatorio para el negocio y puedan, así, cobrar por sus desarrollos, lo que a su vez aseguraría la llegada al mercado argentino de todas las tecnologías lanzadas globalmente.