Cómo es la app que "mide" la felicidad en las empresas

Se inaugura un nuevo tramo en la espiral tecnológica dirigida al control del personal, es que la aplicación Happy force permite que los empleados utilicen el celular para manifestar su grado de felicidad en la empresa.

Quienes comercializan el nuevo invento aseguran que es completamente anónimo, expresándose mediante "me gusta" o "no me gusta" sobre algún comentario, o respondiendo a la pregunta "¿cómo te encuentras hoy?", lo que permite varias opciones: genial, bien, regular o mal. Cada trabajador puede hacer comentarios todas las veces que quiera, pero el promedio verificado en aquellas compañías que lo están implementando es de 10 a 12 mensuales.

Cada uno puede tener acceso a los comentarios del resto de los compañeros si es que agrega uno propio, pero no está permitido debatir con ellos, ya que podría generarse un foro con conflictos no deseados. Toda la información, tanto de emoticones como de los comentarios, terminan resumiéndose en estadísticas y gráficas, accesibles desde la dirección, clasificada por departamentos. De este modo, se pueden monitorear los datos, filtrar por grupos, enviar preguntas a los trabajadores y también anuncios. Dicho de un modo más simple, es un recurso de medición de la felicidad online.

Sergio Cancelo, uno de los fundadores de la empresa que presta el servicio, define: "Un equipo que trabaja satisfecho hace más fácil la actividad y reduce costos". 
 

Por lo general, los responsables de más alto rango son remisos a aceptar que la gente puede estar disconforme con su conducción. Implicaría la necesidad de cambiar modelos, decisiones o actitudes, es decir, poner sobre la mesa sus impericias si es que la información que se recoge tiene una tendencia negativa. Se suele ignorarla o descalificarla o, tal vez, descartar el instrumento definitivamente.

Por otro lado, será difícil abortar la sospecha de que quienes omiten opiniones desagradables no pueden ser identificados. Hay demasiados artilugios cibernéticos y hábiles hackers dando vueltas como para confiar ciegamente en la confidencialidad de los datos.

Desde el punto de vista tecnológico, es un avance, aunque es dudoso reemplazar aquello tan primitivo como es el olfato de los buenos líderes. El problema es que la intuición de un experto siempre debe consolidarse con números.