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Estrés

Por qué nos sentimos más cansados a fin de año

Por Redacción

En la época de las fiestas se intensifican los síntomas del síndrome de Burnout.

El agotamiento es una sensación común en los tiempos que corren. Pesadez mental, falta de energía y cansancio constante son tan sólo algunos de los síntomas del síndrome de Burnout, que obstaculiza el desempeño laboral y afecta la vida personal de quienes lo padecen. El Burnout se vuelve más pronunciado en la época de las fiestas, cuando las tareas se acumulan y las responsabilidades familiares se intensifican.

 

Este problema se agudiza aun más en los profesionales. Un estudio realizado entre médicos alemanes reveló que el 50% de ellos sufría de Burnout, un síndrome causado por la presencia prolongada de estrés en trabajo y cuyos síntomas incluyen fatiga crónica e ineficiencia laboral. Los individuos manifestaron sentirse agotados durante todo el día, y expresaron que el sólo hecho de pensar en el trabajo antes de levantarse a la mañana los dejaba cansados.

 

Según Pablo Colica, especialista en estrés, el síndrome comienza con una pérdida de control sobre las emociones, ansiedad o depresión, y esta depresión se manifiesta en un cansancio y fatiga que no tienen relación con el trabajo que se realiza. “Por otro lado, aparecen cambios de carácter, como malhumor con las personas más cercanas”, explica el experto.

 

"Todas las alteraciones que se producen por el desgaste ocasionan cambios orgánicos; se van produciendo cambios en neurotransmisores y neurohormonas que se traducen en alteraciones cognitivas, de la atención", asegura Colica.

 

La doctora Anna Katharina Schaffner es profesora de la Universidad de Kent, en el Reino Unido, explica qué distingue al Burnout de la depresión: "La depresión conlleva una pérdida de la autoestima, o incluso odio o desprecio a sí mismo, lo que no ocurre durante un Burnout, donde la imagen de uno mismo en general permanece intacta. El enojo en el burnout está dirigido hacia la empresa o la organización para la que uno trabaja, o hacia los clientes, o hacia el más amplio sistema económico y sociopolítico".

 

La presión de un sistema enfocado excesivamente en la productividad y la competencia deja a las personas exhaustas, en una oleada constante de hormonas de estrés. Como si esto fuera poco, para muchos, la presión no termina con el trabajo. Las ciudades -y los dispositivos móviles- no paran de estar activas durante las 24 horas del día. Esta cultura siempre alerta disminuye las oportunidades de descansar y recargarse.

 

Para Schaffner, el estrés de la vida moderna tiene sus raíces en la falta de límites marcados entre el trabajo y la vida personal. La experta apunta a la tecniología como otro factor de estrés, ya que estar pendientes del teléfono contribuye a borrar esos límites.

 

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