Volvió al ruedo con un emprendimiento dulce que fue furor en su pueblo

Julieta Salvatelli es una joven aficionada a la pastelería oriunda de Villa Mugueta, provincia de Santa Fe, que hoy vive en Casilda y se dedica a la confección de mesas dulces y decoración de tortas. Arrancó en el rubro de muy joven, hace 15 años, pero por diferentes motivos tuvo que abandonar la actividad. Hoy, sale a la cancha con nuevo impulso: un taller de cocina propio y el sueño de abrir un local de venta a la calle.

La historia de su microemprendimiento comenzó allá por el año 2001, en plena crisis económica. Eran tiempos difíciles y como en su pueblo estaba en auge el trueque de mercadería, a Julieta se le ocurrió participar con una creación propia. Como suele suceder en estos casos la idea surgió de imprevisto. “Una tarde estábamos con mi mamá mirando revistas de cocina y encontramos una receta de galletitas, y decidimos poner manos a la obra y armar nuestra propia formula”, explicó la joven emprendedora.

Luego de horas de experimentar con diferentes ingredientes dieron con la receta perfecta para crear unas simples pero deliciosas galletitas de limón. Una vez logrado el producto tenían que ponerle nombre y como la masa llevaba manteca, madre e hija se inclinaron por el nombre de “Mantequitas”.

Sin embargo, Julieta nunca se imaginó lo que iba a suceder con sus galletitas, “al día siguiente me fui al trueque con cinco bolsitas, exhibí mi producto en la plaza, todos trocaban pero yo logré vender lo que había producido, me volví feliz y fue ahí donde pensé: ¿y si las comienzo a ofrecer en los negocios del pueblo?”

Al cabo de una semana y como pasa en los pueblos chicos, donde todos los vecinos se conocen, le habían ofrecido comenzar a producir sus galletitas en una panadería. Además, contó con el aporte de dos comerciantes que la ayudaron delinear el producto para que tenga mayor aceptación y así fue mejorando poco a poco su negocio. Con ganas de seguir creciendo Julieta ya había comenzado a diseñar un logo que se identifique con su marca, pero por problemas personales y una situación económica complicada, la joven tuvo que tomar la difícil situación de abandonar su proyecto.

Años más tarde, luego de haber pasado por diferentes trabajos en los que no lograba sentirse realizada, y ya relocalizada en la Casilda, el sueño de Julieta tomó nuevo impulso y hoy levanta su negocio nuevamente. Por estos días, ya se hace un lugar en el mundo de la pastelería y la decoración de tortas, un rubro que le ofrece la posibilidad de crececimiento. Además, planea volver a fabricar las “Mantequitas”, ponerlas a la venta en su propio taller, del que está a pasos de lograr la habilitación.

Por ahora trabajará por encargue, pero una vez que se consolide la marca apunta a abrir su propio local de venta al publico y expandir los horizontes hacia otras localidades. De todas formas, es consciente de que al empezar de cero hay que ir paso a paso, primero lograr una cadena de producción/ventas y luego incorporar viajantes que promocionen y distribuyan sus productos por la región. Además de trabajar para poder sustentar su proyecto Julieta complementa ésta actividad dando cursos de pastelería ya que ama “transmitir mi pasión,y no soy conformista, me sigo capacitando y siempre voy por más”.