Pese a inundaciones, no habrá trato comercial especial para soja dañada

En los últimos quince días los productores de zonas inundadas de Santa Fe estuvieron enviando soja a los puertos y acopios con 18/20% de humedad, cuando la tolerancia es del 8%. Y si a los descuentos por el gasto de secada se suman los que se hacen por granos dañados, hay casos registrados de granos provenientes del centro de la provincia con liquidaciones dónde el productor perdió hasta el 20% del precio a raíz del desastre climático.

En el Ministerio de Agroindustria están bien al tanto de esta situación, sobre todo porque las entidades de base de CRA -con línea directa al ministro Ricardo Buryaile- se encargaron no sólo de informarlo sino también de tirar líneas para ver si se pueden tomar cartas en el asunto. Y una de las que barajaban eran  fijar “condiciones comerciales especiales” que aflojaran las exigencias de calidad para reducir recorte de precios que está sufriendo la mercadería que llega de las zonas más afectadas por el temporal.

Según le contó a punto biz una muy alta fuente del Ministerio en el acto aniversario de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el propio ministro Ricardo Buryaile tomó el tema y lo consultó con sus asesores, pero las desestimó luego de analizar las dificultades técnicas y legales de implementar una medida como esa cuando hay todo un cuerpo comercial normativo que establece sus propios procedimientos. Es más, en su mesa chica ni pensaban en los aspectos legales sino que ponían reparos directamente en presentarle un pedido así a los compradores, quienes en definitiva iban a tener que hacer frente financieramente a las flexibilización de condiciones.

Y más allá de los reparos legales a la factibilidad de cambiar condiciones de calidad en las entregas, no le faltan a los exportadores argumentos para oponerse. Es que, si bien la tragedia en Santa Fe es histórica, no fue igual de gravitante en todo el país. Y también pueden argumentar que cuando ellos tiene problemas (como huelgas en las plantas, como los del año pasado que se extendieron casi un mes, o en los puertos, que demoran los embarques) el costo financiero de afrontarlos no se los trasladan al resto de la cadena.

Pero más allá de que los compradores no flexibilicen como sector las condiciones de recibo, está -en paralelo- la política que adopta cada empresa. Por ejemplo, los grandes corredores sabían que apenas se empezó a retomar la cosecha tras las inundaciones Vicentín y Nidera se desmarcaron del resto con condiciones especiales para recibir la soja afectada, pero cuando vieron que el aceite extraído era menos manejable de lo previsto y que los vendedores le empezaron a mandar toda la soja en peores condiciones a ellos porque eran los más flexibles, cerraron la canilla. Ahora, la mayoría de las plantas no recibe soja en malas condiciones y quienes lo hacen cobran castigos altos. Pero como también tienen que sostener ritmos de embarque y de procesamiento no aflojan la demanda y por eso también subió el precio de la oleaginosa

El pedido de un cambio de estándares nunca llegó formalmente a las Cámaras Arbitrales, aunque a referentes de Córdoba, Rosario y Santa Fe les llegaron los comentarios. En Rosario, la posición fue clara: los diferendos contractuales que se presenten se analizarán caso por caso y no globalmente; y además ese no es el ámbito para negociar cambios en las condiciones de comercialización como los que se barajaron, por ahora sin éxito.