La trama secreta del derrumbe del Hospital Italiano

Deudas acumuladas por una suma aún no precisada, que en el más optimista de los cálculos sería de $ 90 M aunque otros hablan de no menos de $ 300 M. Más de 700 cheques librados sin fondos desde fines del mes de abril que suman $ 22 M, una convocatoria de acreedores que data desde 2009 y aún se tramita en los Tribunales de Rosario, y una situación terminal en los pagos al personal, médicos y proveedores.

Así de cruda es la realidad de la Sociedad de Beneficencia del Hospital Italiano Garibaldi, la entidad que rige los destinos del tradicional centro de salud de la zona sur de Rosario. Mejor dicho los regía hasta el pasado lunes 24, cuando la Inspección General de Personas Jurídicas, que dirige Ricardo Silberstein, instauró una nueva conducción para resolver la “virtual parálisis” que atraviesa la institución.

Fundado en 1892 al calor de la  abigarrada colectividad de inmigrantes italianos que arribaba a estas tierras, el Italiano - junto al Español - marcaron rumbos durante décadas en la prestación de servicios de salud y sociales comunitarios. Pero durante el último cuarto de siglo la gestión financiera se complicó.

La crisis cambiaria del 2001 precipitó un descalabro financiero de la entidad que terminó en un llamado a concurso de acreedores en 2008 con un pasivo de $45 M, después de solicitar un procedimiento preventivo de crisis el año anterior. Por aquel entonces se habló de irregularidades  generalizados en la dirección y en el gerenciamiento, y en 2007  hubo presentaciones legales contra el concejo administrador que presidía Pablo Melvin. El cuadro de aquella época tiene varios puntos de coincidencia con el actual: sueldos atrasados al personal, honorarios profesionales impagos, y hasta de un intento de parte de los empleados por convertir al Italiano en una cooperativa.

En abril de 2009 un nuevo gerenciamiento tomó las riendas de la institución, y encaró un ambicioso proyecto de reforma y ampliación de la entidad. Carlos Neme, un empresario del  negocio de la salud, asumió la administración. “Por primera vez en mucho tiempo la voluntad política del consejo de administración fue de la mano con la parte gerencial, todos tiramos para el mismo lado y eso fue vital para hoy poder estar donde estamos”, contó Neme a punto biz en 2010, al tiempo que prometía saldar todas las deudas para octubre de ese mismo año.

Esas promesas nunca se llegaron a cumplir. Por el contrario, el Italiano arrastra sus viejas deudas -no menos de $ 90 M aunque algunos arriesgan el triple- y el propio Neme, que se alejó de la administración en marzo pasado, es señalado como el arquitecto de la nueva debacle.  

El derrumbe se empezó a manifestar a comienzo de 2015, con el corte de pagos a proveedores y a las casi 800 personas que dependen del Italiano, entre profesionales médicos y empleados e hizo eclosión en marzo, con paros del personal y un generalizado  corte de servicios de parte de prestadores, más la falta de liquidez para la compra de insumos básicos. Para llegar a la situación actual de default hay que agregar la emisión de 733 cheques sin fondos sólo entre el 27 de abril y el 18 de agosto.

En el medio de la historia aparecen un intento frustrado para que el Hospital Italiano de Buenos Aires, más el intento de colocar la cartera de asociados a la prepaga Italmedic, que tiene unos 20 mil asociados y permitiría recaudar unos $ 40 M.