Volver al pasado: innovó con una sembradora traccionada a sangre

El diseño de una sembradora con tracción a sangre a pedido de clientes de México y Bolivia, los hizo caer en la cuenta de que en los campos argentinos la demanda no gira solo alrededor de maquinaria altamente tecnificada. Por eso, lo que crearon para exportar ahora lo están vendiendo en el mercado interno a pequeños productores que hacen agricultura familiar y venían empleando artefactos artesanales o de más de 70 años de antigüedad. Tal la experiencia de Carlos Powell, un ingeniero mecánico que desde su taller en Granadero Baigorria ahora atiende un un nuevo nicho del que nadie se ocupaba.

“Nunca llegamos a pensar que horticultores y chacareros chicos iban a pedirnos la sembradora manual, un artefacto que ideamos para vender en países donde el desarrollo rural es más atrasado que en la Argentina”, explicó  Powell en diálogo con punto biz a la hora de precisar cómo fue que decidieron lanzar al mercado un producto que se tracciona a sangre y trabaja sobre un solo surco, como hace más de 100 años.

“Lo piden quinteros, familias que trabajan la tierra en pequeñas áreas y que siembran verduras, hortalizas y forrajes y no requieren por ahora de mayor tecnificación, ya sea porque no disponen de grandes presupuestos o porque directamente no lo necesitan”, amplió le metalúrgico que comanda Powell Ingeniería.

Según el empresario hay margen para agregarle mayor tecnología a los implementos que se utilizan en parcelas acotadas, pero todavía no es necesario desarrollar dichas innovaciones. “Como no existen productos nuevos para el sector al que nosotros estamos apuntando, la máquina manual que fabricamos ya es un avance de proporciones. Hay zonas de Misiones donde directamente arman en casa las herramientas que ahora se pueden conseguir en serie. Suponemos que a partir de que se vaya ampliando el uso de nuestra sembradora, vamos a ir percibiendo el interés de los productores para que les agreguemos nuevas aplicativos”, mencionó.

Powell se abrió en el camino de la metalurgia primero trabajando para John Deere. En los 80 emprendió por las suyas el estudio de diseño de prototipos de sembradoras para compañías líderes de la región, y luego agregó la producción de sembradoras especiales hechas a pedido de clientes semilleros, como Monsanto, Syngenta y el mismísimo Inta, que han utilizado el equipamiento para operar en ensayos, campos experimentales y de reproducción. “Hace dos años incursionamos en la agricultura familiar casi de casualidad a partir de desarrollar un modelo básico para vender en Bolivia y México. Es un nicho en el que hay mucho por hacer y nos parece más que oportuno apostar a él”, puntualizó.

Powell planteó que mucho de su portfolio ahora está siendo buscado en zonas del país acostumbradas a producir cultivos regionales, pero que están decidiendo realizar otras tareas en sus campos. “Algunas de las sembradoras de pocos surcos que pensamos para las semilleras hoy las están pidiendo en Cuyo, o el Alto Valle de Río Negro. Es que no les conviene producir peras, manzanas o vid y por eso están pensando en la alternativa ganadera, y siembran forraje en áreas chicas. Se trata de un fenómeno que se está dando en los últimos meses”, advirtió.

Con miras a seguir creciendo Powell Ingeniería está cerca de estrenar nuevo taller , ya no en Baigorria, sino ahora en la localidad vecina de Capitán Bermúdez.