Construcciones llave en mano: por qué son un buen negocio

El crecimiento de la construcción llave en mano fue impulsado por los nuevos hábitos que generó la pandemia. En este aspecto coinciden todos los entrevistados.

Es que la posibilidad de instalarse en un nuevo hogar en entornos mucho más verdes y con la única preocupación de “no olvidarte el peine” es el eslogan preferido de aquellos que hoy hacen crecer el segmento como parte de su cartera de negocios. La opción se impone en un contexto en el que la demanda está apurada por dejar la ciudad, ahora también por razones de seguridad.

“Llave en mano” quiere decir que la unidad está lista para ser habitada desde el momento mismo de la posesión, sin necesidad de ningún tipo de reacondicionamiento.

En algunos casos venden el terreno con la propiedad construida a pedido. En otros,los constructores sólo se dedican a levantar paredes y hacen un presupuesto global con la promesa de resolverlo todo en un plazo determinado y en favor de la billetera del cliente. Ahorro de tiempo y dinero son los pilares.

Una vez firmado el contrato de construcción y definido el proyecto, el cliente tiene casi nula intervención hasta la entrega de la nueva propiedad. Muchos compradores son propietarios por primera vez, aunque estas casas no dejan de ser atractivas como inversión.

Desarrolladores locales construyen su negocio

La tendencia impulsó a que los pesos pesados de la construcción local incursionaran en esta modalidad. Es el caso, por ejemplo, de MSR con MSR Casas, Pilay con Verbenas (Córdoba), Santomás (Santa Fe) y otro emprendimiento pensado para el público rosarino, y Obring con la saga Abra.

MSR tiene obras en la ciudad, Funes, Roldán, Arroyo Seco y Fighiera. Ya entregó 8 viviendas, otras 12 están en construcción y alrededor de 20 en proceso de aprobación.

“Arrancamos hace casi dos años. Viene funcionando muy bien el sistema, aunque obviamente nunca a la velocidad que uno quisiera porque las circunstancias económicas han sido adversas. Pero lo bueno es que con nosotros empezás y terminás la obra”, explicó a Punto biz Gabriel Redolfi, CEO de la constructora.

Ofrecen una serie de modelos de casas -para construir en tu terreno o asesoran para la compra de uno en caso de no tenerlo- en los que se pueden combinar terminaciones, colores y seriales. Son viviendas de dos o tres habitaciones, de construcción tradicional y que se ejecutan en seis meses.

La firma se ocupa del anteproyecto, de los planos, la compra de materiales, y de la dirección y ejecución de la obra. “La experiencia que tenemos hace que le evitemos al cliente los problemas que siempre tiene con la autoconstrucción”, afirmó el empresario.

Pilay y Obring ofrecen casa y terreno en superficies que se adquirieron para un desarrollo inmobiliario de mayor envergadura. También se volcaron por la construcción tradicional, por sello de marca y por un tema de contexto y de disponibilidad de los materiales. “Si bien el steel frame es un poco más rápido, cuando uno hace una construcción en simultáneo de tantas casas en forma agregada, la diferencia de tiempo y costos no termina siendo tan significativa”, sostuvo Martín Prez, al frente de Pilay.

Este tipo de emprendimientos tiene una serie de ventajas como la eficiencia constructiva que no existirían si hubiera que edificar la misma cantidad de casas pero en lugares diferentes. Hay una escala mínima y eso hace mucho más efectiva la obra.

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